“SUEÑO DE TRENES” (EE.UU., 2025), de Clint Bentley
- salva-robles
- hace 5 horas
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A veces el cine nos regala películas aparentemente pequeñitas que se estrenan sin pena ni gloria y que luego el boca a boca y, quizá la temporada de premios, logran encumbrarla y convertirla en una obra perdurable. Es verdad que la ha estrenado Netflix, pero en el catálogo de la plataforma, tan ingente, a veces es difícil encontrar joyas que pasan desapercibidas justo por esa cantidad de estrenos que tapan lo que de verdad merece la pena ver y salvar del streaming.
“SUEÑO DE TRENES” es una hermosa epopeya. De esas películas en las que el adjetivo “hermosa” es pertinente pues en sus estupendos 102 minutos uno se topa con un western que es pura poesía, con imágenes, escenas y circunstancias narrativas que transmiten autenticidad, emoción a raudales y, sobre todo, el retrato de un hombre nacido para la tragedia continua: un perdedor que acaba siendo emblema y homenaje del ser humano luchador e invisible para los que manejan el cotarro; un hombre del que se nos cuenta una vida corriente que conmueve por su dolor intrínseco y porque la película se encarga de humanizarlo sin estridencias, pero sí con mucho tacto, pues es la fragilidad la principal metáfora que pespuntea todo el rato por una pantalla que se va llenando de hermosura, afecto, comprensión y un tsunami de reflexión que acaba empapándolo todo con aroma a cine clásico, a cine del bueno, a cine que nos concierne en tiempos tan oscuros como los que vivimos. El protagonista de esta película debería ser un espejo para todos. Y es, sin duda, uno de esos personajes que se te meten dentro para siempre y ya no te sueltan. Y, además, está interpretado por un para mí extraordinario Joel Edgerton.
Cada secuencia, cada plano, la fotografía espléndida y el resto del diseño de producción están aquí utilizados para crear belleza. Una beldad melancólica que pone conciencia y muchísima inteligencia en las sutilezas varias que maneja la película para, en realidad, construir una denuncia (sin que lo parezca) de esos errores del pasado cometidos por el país todopoderoso llamado EE.UU. Y lo hace centrándose en algo corriente y pequeño: el modo de vida de un ser humano tan insignificante como corriente al que la vida le tiene preparados diversos varapalos; uno de esos hombres que suman y son parte de una nación que, sin ellos, no habría logrado estar donde está en el presente.
Vaticino que habrá nominaciones y premios para una película que susurra belleza a raudales, veracidad inmensa y emociones sinceras y pertinentes a través de un trabajo de dirección que estalla desde la modestia para crear una película que ha nacido clásica. Qué buena es sea cual sea el ángulo desde el que se la analice.




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