“INCIERTA GLORIA” (España, 2017), de Agustí Villaronga
Ambientada en plena Guerra Civil, la guerra es lo que menos importa. O quizá sí que importa. Fiel a su estilo y a sus temas, Agustí Villaronga apuesta -valientemente- por relatar las oscuridades del alma humana con un estilo visual tan poético como lúgubre. Los personajes atormentados -la otra cara de la guerra, la que no se suele mostrar- pululan alrededor de una araña (el personaje femenino interpretado con fuerza por una Núria Prims espléndida) que muy bien podría simbolizar esa España oscura y repleta de ambigüedades.
A Villaronga no le incumben las disertaciones políticas que hubo en la contienda, a él le interesa bucear en el mal en estado puro. Pero en su película se ven las dos Españas, los ricos y los pobres (y todos con sus aristas), esa España de siempre que se empeña en no moverse de su sitio. El director apuesta por el folletín, casi culebronero, de una historia donde los personajes se ven arrastrados por su amoralidad a la búsqueda de la supervivencia. Todos tienen un punto o un mucho de demencia y se afanan por mantenerse y subsistir frente a esas disputas interiores que los impulsan. Y donde el amor sea, posiblemente, el ancla a la que agarrarse. Aunque no sepan cómo hacerlo.
De factura técnica impecable, la película es un portentoso trabajo de dirección de un artista poco prolijo que cuando nos regala una nueva obra los cinéfilos se lo agradecemos. Sí, habla de costado de la Guerra Civil y, al final, ésta tiene su importancia y trascendencia en la historia. Pero a Villaronga le interesa hablar, por encima de todo, de nuestras tripas: ésas que desnudan al demonio salvaje que en muchas ocasiones se despierta en nosotros.
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"TRUMAN" (España, 2015), de Cesc Gay
Hay películas y PELÍCULAS. Unas las disfrutas mientras las ves, otras las disfrutas mientras las ves y después de verlas. Estas segundas se te quedan dentro, te atrapan y ya no se van nunca. Tienen algo mágico, especial...pero tienen, sobre todo, humanidad e inteligencia a borbotones. Si esa humanidad e inteligencia, además, está radiografiada en la mirada de dos inmensos actores que realizan (quizás) el mejor trabajo de sus estupendísimas carreras, la película se convierte en un logro: una obra de arte que respira grandeza por todas sus esquinas.
El argumento daba para dramatismos lacrimógenos, para emociones enlatadas y manidas. Pero es que el guion lo firma el director español que mejor sabe hacer dialogar a sus personajes, el director que mejor sabe captar, dibujar y mostrar los meandros del alma humana de los seres normales y corrientes: esos vecinos que, con toda seguridad, viven en el bloque de al lado de tu casa o incluso encima de tu piso. O que son tú mismo, pero tú mismo te empeñas en no querer saberlo. O lo sabes, pero no lo muestras con claridad. Y es que así somos: seres vivos que se disfrazan constantemente para sobrevivir en la cotidianidad de cada día.
La historia que hay detrás del personaje de Ricardo Darín y la manera en la que la mira y comprende y acepta (incluso la aplaude y respeta) el personaje de Javier Cámara, tiene hondura y complejidad. Hay mucha enjundia en la forma en la que se plasma y muestra la situación vital por la que atraviesa el primero de esos personajes. El drama lo rodea todo, pero (otro "pero" gigante en esta inmensa película) el espectador se pasa dos rapidísimas horas sonriendo y hasta soltando alguna que otra carcajada.
Y luego está Truman, el Truman del título. Un "macguffin" que en realidad no lo es, o quizás sea otra manera de entender el macguffin hitchcockiano. Y que se convierte en un elemento crucial para completar un magnífico triángulo ¡amoroso! y en un espléndido canto a la amistad.
Cesc Gay y su trabajo se merecen todos los premios este año. Lo de Darín y Cámara es estratosférico. Y habría que echarles de comer aparte.
¡UF!
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"UPON ENTRY (LA LLEGADA)" (España, 2023), de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez
¿En serio que todavía no habéis visto este peliculón? ¿En serio? 76 minutos de thriller, de tensión, de incomodidades, de injusticias, de penetración psicológica y de mucha mala leche con dos actorazos encerrados prácticamente en un único espacio.
Parece una película-ensayo, una peli-ejercicio de fin de carrera, pero eso sólo en apariencia. Dentro de ella hay un maravilloso mecanismo de relojería que funciona por todas sus esquinas. Aquí lo de "menos es más" sería su mejor eslogan y su principal elemento magistral.
Que es muy buena, mucho. Que es otro prodigio del cine español. Que aquí hay mucho talento y gente con ganas de contar una MUY BUENA historia.
Y toda esta maravilla en poco más de 70 minutos, casi secuenciada en tiempo real. Y así, claro, es aún más angustiante.
En FILMIN. Y eso: que no se la pierdan, carajo.
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"CINCO LOBITOS" (España, 2022) de Alauda Ruiz de Azúa
A FAVOR
-Su inmensa y sobrecogedora honestidad.
-La delicadeza con la que narra tantos temas.
-Un guion con capas que retrata con verosimilitud absoluta la vida y que aúna fondo y forma para crear un mosaico de nuestras emociones y sentimientos y en el que la duda, el cansancio o las contradicciones están observados por una cámara que recoge ternura y drama a partes iguales.
-Cuatro actores (sobre todo Laia Costa y Susi Sánchez) maravillosos. Deberían llevarse todos los premios.
-Esa luminosidad para radiografiar al ser humano en los vericuetos internos que producen los miedos y las emociones.
-Convertir un drama materno-filial convencional en una historia que se aleja de los estándares, de los clichés o de lo previsible sin dejar de contar nunca lo que todos sabemos o hemos experimentado o hemos visto que experimentan otros.
-La sutileza con la que habla de machismo estructural.
-Cómo capta y captura la emoción sin pretensiones.
EN CONTRA
-Nada. Y eso que es la primera película de su directora.
A QUIÉN SE LA RECOMENDARÍA
-A toda aquella persona que quiera ver una película honesta en eso de capturar la vida misma.
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