
“CÓNCLAVE” (Reino Unido, 2024), de Edward Berger
Esta película es brillante visualmente y da gusto contemplarla. Entra por los ojos y se disfruta desde una puesta en escena excelente y un trabajo de dirección encomiable. Ambas cosas al servicio de un thriller de carácter político-religioso que bucea en las intrigas mientras se elige un nuevo papa para hablar, realmente, de lo que pasa hoy (esas luchas por el poder de políticos arribistas que no se cortan un pelo en ser mentirosos y manipuladores), pero también nos muestra cómo está la iglesia en la actualidad en esas eternas luchas entre los que quieren modernizarla (los menos) y los que se niegan a los cambios (la mayoría).
Como en todo buen thriller, hay vuelcos argumentales insospechados gracias a un guion milimétrico y afinadamente acabado y muy espinoso, que se respalda en diálogos inteligentes y persuasivos que activan la mente del espectador y lo tiene siempre animado ante los aciertos de una intriga que lo distrae y divierte.
Se percibe todo el rato que hay un trabajo de investigación significativo y se nos muestra, como nunca, lo que ocurre en el Vaticano tras la muerte de un papa y lo que sobreviene allí dentro para elegir a un nuevo sucesor. Las escenas de las votaciones, por ejemplo, son filigrana pura en detalles que desconocemos y que se muestran con una precisión documental.
Pero esta excelente película es más hermosa gracias a un elenco de actores que nos regalan trabajos espléndidos, sobre todo un Ralph Fiennes inmenso en una de esas interpretaciones que recuerdan a la de los mejores actores clásicos de siempre. Lo nominarán al oscar muy merecidamente.
“CÓNCLAVE” es, en definitiva, cine con mucho aroma clásico.
Posdata: y una pregunta que me hago: ese (quizá) paradójico golpe de efecto final que nos impone el guion, ¿qué pretende? Quiero entenderlo como algo irónico, pero creo que aplica una controversia un tanto gratuita, también ingenua, aunque pretenda ser mordaz. En cualquier caso, muy curioso ese final.
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