(España, 2016)
Intensa, avasalladora en esa intensidad, madura y, sobre todo, bien narrada (habrá que verla más veces -yo pienso hacerlo- para captar aún más capas de las que he observado). Es de esas películas que se piensan mucho después de visionarlas. Almodóvar se olvida aquí de la tragicomedia (no hay ni un solo respiro en el "in crescendo" emocional y dramático de la historia, y es aquí donde radica la principal novedad en el cine de este director, que por otra parte, no deja de ser él en ningún momento).
Siguen estando algunas cosas (en "JULIETA" son sólo pequeños atisbos) que en otras películas sobraban, y casi los mismos defectos de otras ocasiones: los personajes masculinos muy desdibujados y demasiado planos, ciertas explicaciones para justificar partes de la trama innecesarias..., pero no molestan demasiado y en esta ocasión el espectador que yo he sido se las perdona.
La sombra de la gran escritora Alice Munro está "almodovarizada" en una fusión perfecta y el director manchego se ha mimetizado para contarnos en su película tres relatos de la ganadora del Nobel como si él mismo los hubiera escrito.
El juego temporal, con la elipsis como admirable anfitriona, va perpetrando un dramón creíble, contenido y tan bien hilvanado que llega a calar y a conmover porque, además, hay dos actrices dándolo todo en un escaparate de bellísimos primeros planos en los que prima la interioridad y nunca el histrionismo.
Sumémosle a todo lo anterior la banda sonora espectacular de Alberto Iglesias, la fotografía -que tanto narra y especifica o moldea y simboliza- y una dirección sutil de un Almodóvar que no ha querido pasarse de rosca, aunque se le escapen las alusiones pedantes y alguna que otra frase que no era necesaria en los diálogos.
Y, finalmente, Emma Suárez nos recuerda cada segundo de metraje que el cine español la ha tenido olvidada demasiadas veces y demasiado tiempo. Sin ella, esta "JULIETA" no sería la película hermosa que es.
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