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“LA INFILTRADA” (España, 2024), de Arantxa Echevarría

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Es una película para pensarla, porque hay dentro de ella muchos temas, variadas intenciones y un tsunami de detalles que logran un producto cinematográfico repleto de sugerencias y todas ellas bañadas por un formato concreto que las envuelve: el thriller.

Sí, en su capa externa es un solvente artefacto policiaco, con mucho suspense y una catarata de tensiones bien diseñadas, mejor resueltas y que en la pantalla estallan con pericia, desparpajo y una solvencia encomiables. De hecho, uno tiene la sensación de ver una de esas múltiples películas americanas que se estrenan cada año en el género thriller, que son productos bien diseñados, que manipulan muy bien al espectador con sus triquiñuelas para tenerlo expectante, pegado a la butaca y abriendo la boca de vez en cuando al estallar los giros o las sorpresas de guion. En este sentido, es una notable película que imita muy bien las buenas fuentes que (estoy seguro) su directora se ha tragado antes de rodar su propia película. Pero no sorprende, solo copia lo mejor de ellas. Y así la sensación de este espectador que soy es la de que ha tenido delante todo el rato algo que ya ha visto muchas otras veces y de la misma manera. Me ha entretenido, me lo he pasado bien; sin embargo, la impresión final es que no aporta nada que no conozcamos. No innova.

Aunque he dicho al principio que es una película que se debe pensar después de verla. Hay cosas muy nobles y hasta fascinantes en mitad de ese thriller trillado o repetido y es el tema del terrorismo de género que, en la película, está muy por encima del terrorismo político sobre el que supuestamente se sustenta el guion. O al menos es la impresión que tengo: de hecho, la parte política está muy cogida con pinzas, muy en plan demagogia y es lo que subyace por debajo lo que finalmente es destacable y, quizá, lo más importante: ese personaje femenino en mitad de un mundo de hombres que la someten, la constriñen, la amedrentan, la manipulan y se aprovechan de ella. Hay en esto que afirmo algo provocador por lo que tiene de crítica pertinente y necesaria y, de paso, le coloca una hermosísima capa de brillo a una película que es mucho mejor (y hasta inmensa) en esa descripción intestinal de una mujer atrapada por todas partes y que fluye en la pantalla llenándola de una especie de intimidad que habla con profundidad de la condición humana, de nuestras responsabilidades individuales, de las emociones o de la libertad, todo desde un tono existencialista que describe con maestría el proceso íntimo de una mujer (policía infiltrada entre terroristas) que acaba siendo uno de los mejores personajes femeninos del cine español reciente. Y, claro, si esta mujer la interpreta la actriz Carolina Yuste, virgen santa qué atracón de cine grande nos ventilamos. Yo alucino con esta actriz. Es de esas intérpretes a las que parece que no les ves el trabajo (los trucos, la impostura, la engañifa que supone interpretar a alguien que no eres tú) y, sin embargo, la pantalla nos regala algo auténtico, rebosante de naturalidad y de una franqueza inconmensurables. Esta película es ELLA. Y solo por eso, uno debe verla: hay un talento innato en esta belleza de mujer que es un espectáculo para los ojos de un cinéfilo. Pero, insisto: sin alaracas, sin gesticulaciones impuestas, no se le nota que interpreta (y esto se puede decir de muy pocas actrices en el mundo) y por ello solo hay que mirarla y disfrutarla. Haga lo que haga y hasta ahora ha dado en el clavo en todas las películas en las que la he visto.

Es un buen thriller (aunque nos suene a ya visto): entretenido y mucho mejor de lo que su apariencia externa parece, ya que lo excelente está en lo que no se ve o la película cuenta, sino en todo eso interno que sucede en los personajes, en todos y cada uno de ellos. Tiene esta película momentos espléndidos que hablan de una directora inteligente y superlativa. Quizá (quito el quizá) lo peor sean los personajes secundarios: algo planos, según mi parecer. Y los actores no todos están al mismo nivel: Tosar vuelve a hacer de Tosar, aunque es tan buen actor que se lo perdono (pero que cambie ya de registro, por favor) y el actor que interpreta al terrorista bruto está un poco pasado de rosca y poco puede hacer ante un personaje absolutamente unidimensional: un hijo de puta. Igual no es el actor, sino que el personaje es tan repugnante, que no puedo valorar la interpretación de quien le da vida en la pantalla.

Y dicho lo cual, me reafirmo una vez más: aunque le pongo un 8 a “LA INFILTRADA”, para mí había películas españolas (varias) en 2024 mucho más potentes y valientes en intenciones y resultados que las dos que se han llevado ex aequo el Goya a Mejor película.

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