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MIS 25 PELÍCULAS PREFERIDAS DE TODAS LAS QUE HE VISTO EN 2024

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En orden alfabético, estas son las películas que en 2024 me tocaron el alma, me emocionaron, me hicieron amar aún más el cine, me sorprendieron, me anonadaron o me hicieron aplaudir mientras surgían los títulos de crédito finales:

 

1.- “ANORA” (EE.UU., 2024), de Sean Baker


Aunque le sobran 20 minutos en su parte central, el resto es una película enorme porque bucea en el cuento de hadas para contárnoslo al revés o para contarnos justo lo que nunca vemos en un cuento. También es una gran película por recrear la antítesis (en plan comedia burda y negrísima) de “Pretty Woman”.


2.- “BONES AND NAMES” (Alemania, 2023), de Fabian Stumm


Película de estética preciosa, un trabajo de dirección solvente y un guion que utiliza la metaficción para hablar de cómo nos enfrentamos a nuestros miedos. Personajes profundos y una pantalla que nos regala belleza plástica a borbotones.


3.- “CIVIL WAR” (EE.UU., 2024), de Alex Garland


Cuando los americanos se ponen inteligentes, paren una película inmensa como esta, que nos habla de un presente distópico que no es tan distópico ni lo tenemos tan lejos como querríamos creer. El retrato que hace produce miedo, es incómodo y muy perturbador. Magnética y magnífica tensión durante todo su metraje.


4.- “CÓNCLAVE” (Reino Unido, 2024), de Edward Berger


Es una película clásica en planteamiento que juega al thriller político dentro del Vaticano para desnudar, realmente, muchos de los comportamientos humanos tan del siglo XXI: egotismo, ruindad, puñaladas traperas, falsedad y pura imagen ambigua y falsa. De esas películas que crecen dentro de uno cuanto más las piensa. Y nunca habíamos visto las entrañas del Vaticano como aquí.


5.- “DEJAD PASO AL MAÑANA” (EE.UU., 1937), de Leo McCarey


Pido permiso a Yasujiro Ozu para afirmar lo siguiente: esta película es quizá la mejor (después de “CUENTOS DE TOKYO”, del director japonés) que se ha hecho sobre las dificultades que tenemos las personas cuando nos convertimos en ancianos y dependemos de nuestros hijos. Es, también, una de las películas más demoledoras y tristes que yo he visto en mi vida cinéfila.


6.- “DESCONOCIDOS” (Reino Unido, 2023), de Andrew Haigh


Dolor, romanticismo, intimidad, reflexión…todo un puzle emocional en una de esas películas que yo vería una y otra vez por cómo me alcanzan todas sus agitaciones íntimas. O cómo retratar esas cosas de nuestro corazón que el raciocinio no comprende.


7.- “EL AMOR DE ANDREA” (España, 2023), de Manuel Martín Cuenca


De esas películas que uno ve emocionado hasta las trancas, pues comprende el periplo de una adolescente perdida en los caminos del entendimiento de algo que se le escapa de sus progenitores. Duele la lucha de esa chica (y de los dos hermanos que cuida) en mitad de ese abandono emocional en el que se ve injustamente sumergida.


8.- “EL OJO MALIGNO” (Francia, 1962), de Claude Chabrol


Otra estupenda obra del cineasta francés que mejor supo desentrañar las intimidades de la burguesía acomodada. Pero, también, este director supo siempre desnudar los más oscuros rincones del alma humana. Magnífica obra semidesconocida de Chabrol.


9.- “EL VIEJO ROBLE” (Reino Unido, 2023), de Ken Loach


Cine pequeño que se hace grande en lo que cuenta, que no es sino radiografiar las injusticias sociales y las batallas de la gente corriente trabajadora. Cuando Loach acierta, las emociones en plan nudo estomacal están aseguradas.


10.- “EMILIA PÉREZ” (Francia, 2024), de Jacques Audiard


Que sí, que esto no es cine para todo el mundo. Vale. Pero hay que agradecer que existan películas como esta porque son valientes (no en lo que cuentan, que también) por su libertad a espuertas, por su osadía disparatada que no se corta en ser exagerada (cual culebrón) y porque hace reivindicación sin panfleto. Y, por si fuera poco, todo convertido en un musical audaz y tan moderno como original.


11.- “FALLEN LEAVES” (Finlandia, 2023), de Aki Kaurismäki


Yo es que flipo siempre (siempre y siempre y siempre) con el cine minimalista de este director finlandés. Me lo paso pipa con su humor (casi) infantil hablando de gente corriente que vive la vida con humildad y sencillez. Aquí se inventa (otra) historia de amor que muy bien podría haber filmado sin pudor Chaplin y que Kaurismäki convierte en fábula melancólica repleta de ternura y candidez.


12.- “FUERA DE TEMPORADA” (Francia, 2023), de Sthéphane Brizé


Una película que juega muy bien con los códigos del cine romántico y lo hace con desenvoltura, con una madurez que se observa en ese refinamiento que hay todo el rato en la puesta en escena, en el modo de retratar la intimidad de los dos protagonistas y en el finísimo humor que hay detrás de todas las infelicidades psicológicas que se perciben en ese hombre y esa mujer de mediana edad que sobreviven tan heridos internamente. Esto es ese cine francés que tanto me gusta.


13.- “GREEN BORDER” (Polonia, 2023), de Agnieszka Holland


De esas películas que ganan premios y pasan desapercibidas injustamente. Hay en ella un retrato contundente y muy crítico tan pertinente como necesario: las odiseas repletas de injusticias de los refugiados. Asusta y conmueve a raudales su precisión al mostrar la bestialidad, la insensibilidad, la cero empatía y la ceguera cobarde de muchos. La ves y se te remueven las tripas y, mientras la ves, piensas: “Joder, y esto es una película, ¿qué será vivirlo en la realidad?”. Y lloras de impotencia, claro. Señores y señoras, que esto que cuenta la película está sucediendo ahora mismo en muchos lugares de Europa, al ladito nuestro.


14.- “LA CASA” (España, 2024), de Álex Montoya


Cuando hay verdad en una pantalla, sobran los alardes y los mecanismos manipuladores para encontrar la esencia de la obra inmortal. Esta película es toda ella, de principio a fin, evocación y cercanía en su afectuosa y tierna intimidad. Y la ternura (de la que tanto necesitamos hoy) estalla en la pantalla para regocijo del espectador capaz de emocionarse con la estupenda danza del duelo que nos regala.


15.- “LA HABITACIÓN DE AL LADO” (España, 2024), de Pedro Almodóvar


Que dicen que es fría para el tema profundo que trata. Que es de un director español que les cae mal y, por tanto, esto es caca de la vaca. Miren, que sí, que pueden despotricar todo lo que quieran de ella y de su director. Salvo sus 20 minutos iniciales (absolutamente innecesarios), el resto es una obra maestra de la contención y la madurez artística de un cineasta que ha sabido, como pocos, contarnos un tema que nos atañe con una madurez repleta de serenidad y aceptación. Es cine estoico que a mí me emocionó hasta las trancas. Y voto por películas como esta que hablan sin tapujos y con valentía de la necesidad de la empatía y de nuestros derechos como seres humanos. Ea.


16.- “LA SUSTANCIA” (Reino Unido, 2024), de Coralie Fargeat


El resultado es magnífico: una obra que se empodera (qué bien suena y grita y abronca este verbo dentro de la película), que usa su posmodernismo para hablar pertinentemente de la lucha feminista. Bravo, bravo y bravo si se hace de esta manera tan directa, tan pertinente, tan acertada. Es feroz el ataque que nos lanza esta película y, por ello, no va a dejar indiferente a ningún espectador. Yo la he visto anonadado y entregadísimo a un envoltorio visual de los de aúpa y de los que crean admiración y escuela. La considero, desde ya, película de culto. Tiempo al tiempo.


17.- “LA ZONA DE INTERÉS” (Reino Unido, 2023), de Jonathan Glazer


No pienso discutir: esto es una OBRA MAESTRA estremecedora y que reinventa el cine, oigan, para hacerlo más grande. Nunca, jamás de los jamases, nos han contado así el holocausto nazi. Ni tampoco la banalidad del mal. Uf, uf y más uf. Uffffffffffffffffffff.


18.- “LOS QUE SE QUEDAN” (EE.UU., 2023), de Alexander Payne


Esta obra juega claramente en la construcción de vínculos que se basan en la honestidad y en la confianza y nunca se olvida de decir la verdad dentro de su coherencia interna: siempre sucede algo en la historia que tiene que ver con cómo piensa y actúa ese guion vinculado consigo mismo y no trata nunca de engañar al espectador con trucos. Su sentimentalidad no está manipulada con engañifas o fullerías, es conmovedora y tierna porque los personajes que retrata son entes verdaderos, de esos que uno conoce o se cruza por la vida cotidiana todos los días, a veces, casi siempre, intuyéndolos más que conociéndolos de verdad. En el mundo hay personas que nacieron para tener mala suerte y esta película les da voz. El adjetivo “bonita” se inventó para películas como esta.


19.- “MEMORY” (México, 2023), de Michel Franco


Todo el cine de este director mexicano me gusta y me incomoda. Mucho, me incomoda mucho. Claro, me incomoda mucho porque cuenta verdades o me obliga a posicionarme en tesituras varias. Lo mejor de “MEMORY” es cómo destroza los paradigmas de las películas románticas y se convierte en una trama muy humana llena de momentos maravillosos que rebosan ternura y solidaridad. Y lo otro mejor es contemplar a dos actores maravillosos muy compenetrados y entregados a regalarnos verdad y emociones sinceras.


20.- “MONSTRUO” (Japón, 2023), de Hirokazu Koreeda


Otra brillantísima película del prolífico director japonés. Muy sabrosa en emociones y sentimientos encubiertos o disimulados. De esas obras que son pura orfebrería dada su precisión y exquisitez expositivas. Qué preciosa es, finalmente, esa historia de amistad y amor que narra sin que en un principio lo parezca.


21.- “PERFECT DAYS” (Japón, 2023), de Wim Wenders


Esto es una magnífica oda a la sencillez en mitad de este mundo hiperconectado e hipercapitalista. Su memorable protagonista es la antítesis del hombre contemporáneo, un perfecto ejemplo de que con poco se puede ser medianamente feliz. De esas películas en las que parece que no ocurre nada y, sin embargo, circula por debajo de ella una humanidad gigantesca. Qué cosa más hermosa de película, jopetas.


22.- “POBRES CRIATURAS” (Irlanda, 2023), de Yorgos Lanthimos


El director escoge la fábula como disfraz y convierte la trama mítica del creador de un monstruo (el de Mary Shelley, recuerden) en un cuento gótico que se reviste de sátira, parodia, caricatura y socarronería para regalarnos un pletórico y profuso panegírico feminista de altos vuelos (saltándose, sin miramientos y menos mal, toda demagogia o panfleto). Alrededor de todo eso, la imagen cobra una fuerza gigantesca en la pantalla: dentro de ella, cada escena (a cuál más onírica y espectacular) es un prodigio en el diseño de producción que no es sino despiadada prosperidad creativa. Y qué actriz la protagoniza: inmensa Emma Stone.


23.- “QUÉ VEMOS CUANDO MIRAMOS EL CIELO” (Georgia, 2021), de Alexandre Koberidze


Uno llega a ella gracias al catálogo prodigioso de FILMIN. Menudo videoclub en casa nos ha regalado la modernidad. Película narrada como un cuento para niños (aunque no es un cuento para niños, ténganlo claro esto), es (pese a su larguísima duración) una oda al cine, al amor por el cine toda ella. Es, también, una estupenda apuesta por la inocencia y la imaginación y una obra fuera de cánones, atípica y valiente. No apta para remilgados ni para los que ansían atiborrarse de palomitas viendo acción a raudales.


24.- “SABEN AQUELL” (España, 2023), de David Trueba


A mí me sorprendió hasta el aplauso. No sólo por las dos interpretaciones colosales que hay dentro, sino porque me cuenta una historia (tan triste como lo es la vida tantas veces) repleta de verdad, de empatía hacia los personajes retratados y de franqueza y naturalidad a espuertas. Y nos regala, de paso, el retrato fiel de una época pretérita (que aún recuerdo en mis emociones infantiles y juveniles) que aparece en la pantalla con una verosimilitud gigante.


25.- “SALA DE PROFESORES” (Alemania, 2023), de Ilker Çatak


Una obra que tendríamos que ver todos con nuestras bocas amordazadas para no soltar egocentrismos mientras la visionamos y así percibirla con la conciencia bien alerta en cómo somos y nos comportamos. A mí me ha dado mucha pena sentirme reflejado (en mi día a día) en esa profesora que contempla todo con una pesadumbre y una rabia impotentes, que es parte de esa claustrofobia cada vez más intensa que percibo en mis ilusiones y en mi vocación docente, borradas a base de hostias diarias.

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