Es una película tan bien hecha en su conjunto, tan bien realizada, tan bien interpretada… que parece que ponerle algún pero sería una presunción o pedantería por mi parte. Sin embargo, esta película tiene un fallo y es su guion. No es que esté mal escrito, es que no está bien resuelto porque tiene ideas brillantes, sabe dónde quiere llegar con lo que pretende contar, aunque, finalmente, todo eso que ha querido alcanzar son tantas cosas que la película termina siendo un tanto descafeinada, pues la historia brota indeterminada, nunca parece dónde sentar una base crítica para lograr un producto loable y completo. Vamos, que se pierde en todo eso que tiene dentro para encandilar y no lo logra finalmente. ¿Es un drama carcelario, es una crítica política al tardofranquismo, es un thriller, una historia de fugas carcelarias, es una narración que busca un trasfondo histórico? Todas esas preguntas quedan en el aire una vez que uno ha terminado de verla. Siento que la película no ha arriesgado lo que debía para conseguir algo grande y convertirse en película inmortal.
Pero que quede claro que “MODELO 77” es buen cine, notable cine, cine que se disfruta mucho viéndolo porque hay un muy buen director detrás que sabe usar la cámara para crear ritmos y tensiones y que tiene ambición narrativa y artística, aunque reitere algunas escenas innecesariamente. Y también sabe dirigir a un grupo de actores para que todos logren trabajos loables, en algunos casos, superlativos. Es decir, esta obra tiene a un director consistente. Y esto el espectador lo agradece, sobre todo cuando percibe maestría en la cimentación de personajes con cuatro trazos y genio en eso de establecer atmósfera oscura, con cierto poso y alguna punta crítica predispuesta al ataque satírico y/o político. De esta manera, la película de Alberto Rodríguez se suma a la cascada de buen/magnífico cine que nos ha regalado la cosecha del cine español en 2022.
CALIFICACIÓN: 7´5
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