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  • salva-robles

"CÁSATE CONMIGO", de John Updike


AÑO: 1971

PÁGINAS: 329

GÉNERO: novela


Novela de arquitectura perfecta. Impresiona cómo narra el culebrón que montan dos matrimonios que se ponen los cuernos entre ellos, mientras, al mismo tiempo, las páginas de Updike delinean un retrato (en radiografía) sobre todo lo que toca: desde un barrio, hasta una casa, una cocina o el vestido que se pone una de las esposas para ir a hablar con el abogado. No por la profusión de las descripciones, sino por el puntillismo que logra para hurgar en el detalle y convertir lo que cuenta en un juicio sin prejuicios. O lo que es lo mismo: crea una novela que actúa como una Omnipotencia que comprende y muestra sin intervenir, dejando que sean los propios personajes quienes se expongan con sus actos y sus palabras (las que dicen, pero también las que piensan o callan). Y el resultado: un demoledor retrato de dos cosas. La primera, más evidente: de la clase media americana. Y la segunda, más sutil y delicada: la del ser humano caminando hacia el final inevitable, pero tratando de esquivarlo. Eso que hacemos todos: agarrarnos a los momentos.

Cuatro grandiosos personajes tiene esta novela redonda. Los cuatro creen habitar en el sueño americano. Lo tienen todo, excepto lo más importante: el amor que no saben dar y que les exigen a los otros y será esa continua búsqueda la que desencadene sus particulares y egóticas tragedias.

La voz narrativa es otro portento de estilo: Updike usa la tercera persona, pero es una trampa porque se camufla de tal manera que parece (y es en realidad, aunque no en forma) una primera. Una voz obscena, lujuriosa; tan escabrosa e indecente como cruel y, al mismo tiempo, enternecida por esa compasión que siente hacia las criaturas a las que da voz sin dársela. Es un narrador que entrevé y percibe y, de manera magistral, castiga y absuelve. El resultado: el lector se topa con un espejo en el que se ve obligado a mirarse.

Todo está en esta obra. La vida del ser humano, con sus ilusiones y temores a cuestas; pero también con sus equivocaciones y logros: los que te construyen en la supervivencia y te encaminan hacia el final o ninguna parte. Y todo habrá merecido la pena o no, da igual. Porque allí donde vamos no existe, aunque procuramos no creérnoslo. Y Updike nos regala una mirada del nosotros profunda, inteligente y dolorosamente humana.

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