“LA VIDA DE CHUCK” (EE.UU., 2025), de Mike Flanagan

Pues para mí es una de las películas más bonitas que he visto este año.

Por varias razones y casi todas tienen que ver con su fondo argumental: es una película muy literaria que aparece en la pantalla contada como si fuera un mito que, a su vez, adopta la forma de cuento de hadas que quiere disfrazarse de fábula cuasi apocalíptica. Y toda esa mixtura narrativa le sirve al director para hablar del paso del tiempo, de la familia, del amor, los sueños y de la muerte con una exquisita y afectuosa sinceridad. Y cuando la pienso (hace dos semanas que la vi y no se me va de la cabeza su belleza sencilla y su penetrante llaneza), me doy cuenta (una vez más en mi vida) de la cantidad de recovecos complejos que hay dentro de todos y cada uno de nosotros.

Pero la película, que es profunda en significados, no es complicada a la hora de mostrar sus intenciones. Y tiene dentro un hermoso juego ficcional (contar la vida desde el presente hacia atrás) que acaba creando cierta magia dentro de la pantalla y que nos regala un par de secuencias (sobre todo la del baile) magistrales y que se van a convertir en icónicas para siempre, estoy segurísimo de ello.

La película adapta un relato/cuento de Stephen King, pero de ese King que también escribe historias que no son de terror, como en “CADENA PERPETUA”, “CUENTA CONMIGO” o “LA MILLA VERDE”, que son historias muy americanas (por supuesto), pero también historias que revelan al Stephen King más astral, sensitivo y filosófico/metafísico. Es “LA VIDA DE CHUCK” una película que amalgama cierta tristeza íntima y que apunta hacia oquedades indubitablemente oscuras sobre la existencia. En cualquier caso, el resultado es una historia con cierta multiplicidad interior que aparece revestida de sugerencias e intuiciones que dan luz bonita sobre preguntas sin respuesta que nos atañen y preocupan a todos.

De esas películas que uno ve todo el rato con media sonrisa y que cuando sales del cine te percatas de que te han instalado enormes ganas de disfrutar de la vida antes de que…

…ocurra algo que te lo impida.