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MIS LECTURAS PREFERIDAS DE 2024

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MIS LECTURAS PREFERIDAS DE 2024

 

Ha sido un año lector raro para mí: he leído menos libros que el año pasado y que los años anteriores, pero quizá esto sea debido a que me embarqué en la lectura de varios tochos (muchos no van a figurar en el listado porque son parte de unos proyectos que abarcan varios tomos y no los comentaré hasta que los haya acabado todos). Hablo de raro porque también descubrí a autores de los que no puedo elegir uno solo entre mis preferidos porque considero que sus libros no se agotan en un tomo, sino que amplían los universos del autor en los tomos siguientes y me gustan todos (no me han defraudado ninguno de esos autores, sino todo lo contrario: todos me han entusiasmado, por eso esta vez (y es la primera vez desde que hago listados anuales) en mi listado de favoritos del año figuran los nombres de esos autores y no alguno de sus libros). Y ha sido un año raro porque he leído poca poesía, poco teatro y poco ensayo (algo que no es habitual en mí). Y hay un libro entre mis 25 preferidos que es una absoluta locura y, por ello, una absoluta obra maestra (y no me corto en afirmarlo: para mí es un privilegio vivir el nacimiento de un tótem, de un libro emblemático, de un libro que será una referencia futura).

Paso a comentar mis 25 libros preferidos de 2024 (sobre mis lecturas personales, que no son siempre libros publicados por primera vez en 2024, claro) en orden alfabético:

 

1.- ALAN HOLLINGHURST

 

Me he leído los seis libros que hay publicados suyos en castellano. Juntos los seis suman 2896 páginas. Son: “La línea de la belleza”, “El hijo del desconocido”, “El caso Sparsholt”, “La biblioteca de la piscina”, “La estrella de la guarda” y “El hechizo”. He alucinado con su prosa exquisita, con sus personajes tan profundos y con unas estructuras novelísticas de alta calidad. Es un escritor de oficio, bueno de verdad. La temática homosexual está siempre presente (unas veces de manera principal, otras menos) y la trata con profundidad, delicadeza y siempre universalizada, como un comportamiento más en el ser humano, nunca desde el estereotipo injusto o en forma de cliché. Lo mejor de sus novelas son dos cosas: su irónica elegancia y la profundidad psicológica de sus criaturas de ficción. En conjunto sus novelas abarcan gran parte de la historia inglesa del siglo XX. Leerlo es sentir que lees a un hijo aventajado de Henry James.

 

2.- “AMOR”, de Juan José Becerra

 

Tiene dentro este libro dos de los personajes más impúdicos que yo me he topado dentro de una novela: no se cortan en ser quienes son y en exagerar lo que son y en vivir sin contemplaciones el amor que sienten. Hay dentro de ella diálogos que se enmarcan en una oralidad intemperante y desenfrenada y en los que cabe toda la vida, pues en “AMOR” se habla de todo, no solo de amor. Unos diálogos y una prosa delirantes, jocosos, reflexivos y hasta encolerizados sobre nuestras miserias y entelequias. Uno de los mejores libros que he leído en los últimos diez años, por cierto.

 

3.- “BAUMGARTNER”, de Paul Auster

 

No sé si es porque sé que es su última novela y porque se murió. No creo que solo sea por esto, pero leyéndola sentí de nuevo que volvía a esa etapa de mi vida lectora en la que leí y disfruté tanto a Auster, un autor que siempre me ha emocionado y aquí lo hizo de nuevo gracias a unos personajes más grandes que la vida: tan creíbles y cercanos que, finalmente, se muestran como espejo de lo que soy.

 

4.- “BESTIAS”, de Joyce Carol Oates

 

Todo es sutileza dentro de la novela y esta es su mejor baza: crear controversia sin aparentarlo, incidir en la crítica organizando una especie de fábula contemporánea en la que todo lo que se narra trastorna o desconcierta y produce una especie de zozobra y ansiedad en el lector, que va comprendiendo poco a poco qué significados se traslucen dentro de las páginas. Novela corta de altos vuelos. Magnífica.

 

5.- “CONTRITION”, de Carlos Portela y Keko

 

Esta novela gráfica trata muy seriamente el tema terrible de la pederastia y la rehabilitación de un enfermo y lo hace con una sutileza gigantesca. El horror no se ve, pero está sugerido en cada página. Maravillosa y terrible al mismo tiempo.

 

6.- “EL ABISMO DEL OLVIDO”, de Paco Roca y Rodrigo Terrasa

 

Otra novela gráfica inmensa de Paco Roca. Esta vez nos habla, sin cortarse un pelo, contra los negacionistas “éticos” y de esa miserable actitud de gran parte de nuestra sociedad. Una novela que duele, mucho además.

 

7.- “EL CUARTO DE GIOVANNI”, de James Baldwin

 

En 1956, un joven de 32 años, negro y gay, se atreve a escribir una novela que narra la historia de dos homosexuales blancos. Claro, esta publicación fue un escándalo. Yo, como lector, me he topado con una obra escrita con maestría singular, pues dentro de ella hay una prosa valiente que rezuma (a raudales) variadas emociones, principalmente las que tienen que ver con la furia y la ternura, que no parecen compatibles y resulta que esta novela demuestra que sí lo son.

 

8.- “EL IMPERIO DE YEGOROV”, de Manuel Moyano

 

Es, ante todo, una novela muy bien escrita: la prosa de Moyano es tan poderosa, que su aparente claridad es producto de un primoroso pulido. El ritmo llega a ser endiabladamente tarantiniano y su complejidad estructural es el trabajo de un orfebre que ha sabido hilvanar todas las ocurrencias geniales que había en su cabeza antes de escribirla. Y, pese a ser una estructura caleidoscópica (diferentes tiempos, espacios múltiples, opuestas formas narrativas y perspectivismo en las voces narrativas), no se le escapa ningún detalle y todo acaba aportando al conjunto. Maravillosa.

 

9.- “EL PASADO”, de Tessa Hadley

 

Una novela que es pura maestría en eso de observar a la clase media inglesa, mientras nos describe y narra las circunstancias más azarosas y funestas de una familia que aquí es metáfora de los combates y fregados internos que arrastra la sociedad acomodada, que no son sino falacias que logran frustraciones variadas y desencantos adversos.

 

10.- HAN KANG

 

He caído rendido ante la última Premio Nobel. Me he leído en 2024 los cinco libros que hay traducidos al castellano: “La vegetariana”, “La clase de griego”, “Imposible decir adiós”, “Actos humanos” y “Blanco”. Es otra autora que gana en el conjunto porque se entienden mejor sus intenciones leyendo varios de sus libros. Todos muestran una prosa delicada, muy lírica y tan profunda como enigmáticamente elegante. Me cuesta expresar lo que siento al leerla: es algo inasible, pero que me provoca emociones diversas y me congratula con el ser humano. Hay tanto y tanto detrás de la aparente sencillez con la que narra esta autora, que necesito seguir leyéndola y no descarto la relectura mientras espero las siguientes traducciones.

 

11.- “LA ANTÁRTIDA DEL AMOR”, de Sara Stridsberg

 

Alucino con la ternura que despliega esta autora hacia sus personajes que sobreviven como pueden a los golpes de la vida. Aquí dentro, esos seres humanos de ficción soportan dolencias emocionales (y enfermedades mentales) por herencia. Y huyen, huyen constantemente para, finalmente, darse cuenta de que no pueden escaparse. La atmósfera narrativa es alucinante.

 

12.- “LA CARRETERA” (adaptación al cómic de la novela homónima de Cormac McCarthy), de Manu Larcenet

 

Si ya se conoce la novela de Cormac McCarthy, uno ya sabe lo que se va encontrar argumentalmente hablando. Así que lo mejor de esta novela gráfica es comprarse el libro y abrirlo para admirarlo como se admiran esas bellezas universales en un museo de arte contemporáneo. Porque ha sabido captar la esencia terrible de la novela de la que parte y la visualiza extraordinariamente. Un portento sensorial para las retinas.

 

13.- “LA CONEJERA”, de Tess Gunty

 

Una inteligentísima novela sobre las consecuencias sociales y psicológicas del capitalismo. Cuestiona la vida en el hoy y reflexiona sobre temas diversos como redes sociales, la precariedad, la maternidad o la soledad. La estructura de la novela es un extraviado juego de vidas cruzadas que dejan en el lector que yo he sido un tsunami de miedos inconscientes que se despertaron leyéndola.

 

14.- “LA NOCHE DE ARENA”, de Trifón Abad

 

Ejemplo perfecto de que una novela de género puede contener dentro altas dosis de buena (y brillante) literatura, además de servir como crítica profunda del hoy. Y menudos personajazos ha parido su autor: son de tan carne y hueso que nos molestan, conmueven y remueven a partes iguales.

 

15.- “LAS HORAS ANTIGUAS”, de Michael Bible

 

Es una novelita corta que se lee casi en un suspiro y, sin embargo, su aliento lírico deja un poso de regusto en el lector, que se la bebe en dos zarpazos de gozosa maravilla. Tiene prosa delicada que respira ecos de Carson McCullers. Sus protagonistas me llegaron al corazón: son almas perdidas que necesitan la salvación. El problema es que buscan esa redención donde no deben.

 

16.- “LO QUE ELLOS DICEN O NADA”, de Annie Ernaux

 

Leer a Annie Ernaux (premio Nobel 2022) es adentrarse en la literatura de la reminiscencia. Consigue en cada libro no sólo inmiscuirse en lo personal y autobiográfico, sino que también nos regala, al mismo tiempo, una radiografía colectiva y universal. Hay en sus historias una honestidad que a muchos les molesta al parecer y la tachan de no hacer literatura, sino de escribir un prolijo (y curioso) diario personal y de usar su vida sin pudor alguno como herramienta narrativa. ¿Es menos literatura o literatura menor o seudo literatura esto? No si detrás se percibe una ambición (en el sentido de bucear en el interés artístico), un uso gigantesco de la sociología, un estilo que es puro oficio y un colocar voz al silencio injusto de las muchas cosas que nos callamos. Esta es, sin duda alguna, una de sus mejores obras.

 

17.- “MARÍA REPÚBLICA”, de Agustín Gómez Arcos

 

Perfecto ejemplo de literatura desatada. Un autor en plena enajenación de la rabia. Y vomita sobre la novela un delirio para, en realidad, criticar profundamente tantas cosas, sobre todo, a la dictadura franquista y sus consecuencias más negativas. Es, cierto, una novela radical en muchos aspectos, pero esto no le resta potencia crítica, muy al contrario.

 

18.- MARIE-HÉLÈNE LAFON

 

Otro de mis grandes descubrimientos lectores del año. Me leí 4 novelas seguidas de esta escritora francesa y las leí según el orden de publicación o cronológicamente: “Los países”, “Nuestras vidas”, “Historia del hijo” y “Las fuentes”. Lo primero que percibí es que esta autora utiliza una escritura en la que me avasalla (muy positivamente) su honestidad temática y narrativa. Hay una sencillez expositiva con un calado que me deja una subterránea y hondísima huella al cerrar los libros. Los leo suspirando, los cierro tras leerlos suspirando. Los pienso y suspiro. Y suspirar esta literatura quiere decir (en mi caso concreto, claro está) que me suscita reflexiones propias, que conecta con mi interior y con mis vicisitudes y que me dejan un poso de placidez mayúsculos.

 

19.- “MINIMOSCA”, de Gustavo Faverón Patriau

 

Es la gran OBRA MAESTRA que he tenido el regusto de leer este año. Acaba de salir y no me corto en afirmarlo: esto es un libro acontecimiento. La novela total. La novela que renueva el género, la novela de la que se debería hablar mucho y siempre. Leerla es entrar en trance, conectar con la rabia, con el desasosiego, con el agotamiento lector. Pero es que así debe ser una obra magna: aquella que obliga al lector a salir de su zona de confort para enfrentarlo a un reto. Uno la lee sintiendo todo el rato que es un privilegiado por tener entre sus manos y frente a sus retinas una novela cumbre.

 

20.- SIGRID NUNEZ

 

Gracias a la última película de Pedro Almodóvar, supe de la existencia de esta autora, pues el director manchego adapta una de sus novelas. Caí rendido ante el libro (“Cuál es tu tormento”) y me leí pronto dos más suyos: “El amigo” y “Los vulnerables”. Tiene esta escritora un estilo propio, distinguible y único. Sus libros destilan ternura, pero también cultura y excelencia literaria a través de la conexión de elementos muy variados que suman al cómputo para crear novelas totales, muy humanas y reflexivas sobre temas que nos atañen. Lo mejor de ellas es su inteligencia. Novelas que utilizan el humor con ironía y talento y que provocan al lector pues lo ponen en tesituras que solemos obviar mirando hacia otros lados si estas no nos salpican.

 

21.- “SOBRE EL CÁLCULO DEL VOLUMEN I”, de Solvej Balle

 

Es un proyecto ambicioso y, de momento, solo existe este primer tomo de siete. Es todavía pronto para hablar de él sin conocer el resto. Pero de momento, y si esto no se estrella por el camino, es una de las apuestas literarias más interesantes que yo me he topado en mucho tiempo. Y no quiero perdérmela. El primer tomo me ha parecido que tiene un planteamiento excelente y ese planteamiento viaja hacia reflexiones y digresiones que desbordan las costuras de la novela tradicional. Además, ese planteamiento parecía que se podría agotar fácilmente en pocas páginas, pero el talento de su autora sobrepasa esa dificultad y, de momento, sorprende sin cansar o repetirse. Difícil lo tiene, pero…

 

22.- “TRILOGÍA INVOLUNTARIA”, de Mario Levrero

 

Ha sido mi primer acercamiento a este autor del que siempre oí maravillas y he podido comprobarlas en esta trilogía. Son tres novelas repletas de obsesiones en plan pesadilla y siempre todo visto desde un humor muy particular. Surrealismo puro. Los tres títulos proponen mundos delirantes en los que la opresión, el disgusto o la inquietud se dan la mano para dibujar vidas siempre amenazadas y que parecen trazadas por la impronta de lo onírico.

 

23.- “TRILOGÍA”, de Jon Fosse

 

Otro más de otro reciente premio Nobel. Una delicatessen. Una novela que, en principio, narra tres historias que se ensamblan bien leídas de corrillo. Sigue Fosse con su prosa llevada a los extremos y, sin embargo, a mí me atrapa y me desborda por los calados profundos que detecto detrás de todo lo que me cuenta.

 

24.- “VENTANAS Y OTROS RELATOS”, de Stephen Dixon

 

Una colección de cuentos cuya prosa juega siempre con la oralidad y sus efectos narrativos. Vuelve este autor a contarme historias de aparente simpleza pero que, sin embargo, encierran dentro profundidades temáticas complejas y muy humanas. Aquí Dixon juega con argumentos tópicos (ruptura de parejas, miedo a que le sucedan cosas malas a nuestros seres queridos…) y los mezcla con casi el despropósito y la incoherencia, sin dejar de ser nunca convincente. Lo bueno de este autor es cómo ensancha los aledaños del realismo cotidiano.

 

25.- “WELLNESS”, de Nathan Hill

 

Es una novela de río caudaloso (también parece -y lo es- una epopeya del hoy), que abruma todo el rato por la cantidad de información que nos regala, pero sin atosigar nunca gracias a una prosa liviana, limpia, que se devora casi sin percatarte porque todo en ella engancha, nos importa, nos remueve y conmueve o nos agita y preocupa. Y, finalmente, nos concierne. Ay de aquel que no sepa descubrirse en ella: tiene un serio problema.

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