top of page

“UNA BATALLA TRAS OTRA” (EE.UU., 2025), de Paul Thomas Anderson

  • salva-robles
  • 26 sept
  • 3 Min. de lectura
ree

 

Como sabemos la mayoría de cinéfilos, la nueva película de Paul Thomas Anderson (en adelante PTA) está basada MUY LIBREMENTE en la novela extraordinaria “VINELAND”, de Thomas Pynchon. Lo que hace el director es actualizar y situar su película en el hoy de la América trumpista y no en los años 60 del siglo pasado, como hizo Pynchon.

El superpoder de PTA es realizar películas (pocas, porque no es un director prolífico) que no se parecen unas a otras, reinventándose en cada nuevo trabajo y amalgamando tonos, estilos y formas muy diferentes y cuyos resultados son SIEMPRE películas increíbles, incómodas muchas veces, obras maestras en algunos casos, y todas las veces muy notables. ¿Quizá el mejor director ahora mismo? Ahí dejo la pregunta. Yo tengo muy clara mi respuesta.

¿Qué es la nueva criatura de PTA? Puro nervio, más de dos horas y media de metraje dinámico (quizá lo único que veo excesivo y negativo de una película que me ha fascinado), un sin parar, una auténtica borrachera de talento bajo el disfraz de una aventura cómica y melodramática al mismo tiempo, tierna en muchos tramos, y que juega tramposa e inteligentemente a parecer ridícula, cuando, en realidad, lo que nos está contando es (con una profundidad política que no lo parece intencionalmente) un reparto de hostias verbales y visuales contra las élites reaccionarias y los movimientos revolucionarios, saliendo mejor parados, claro está, estos últimos. ¿O quizá no? En cualquier caso, “UNA BATALLA TRAS OTRA” parece también un trance de obstinación y resistencia contra el presente que estamos viviendo, una película muy alejada de todo aquello cinematográfico que nos viene de los EE.UU. y que no gustará nada de nada a Trump y a su séquito de imbéciles peligrosos. Detrás de ese thriller, que acumula humor negro-negrísimo por todas partes, se percibe la indignación política y el terror de lo que estamos viendo que sucede sin que nada ni nadie parezca remediarlo. En este sentido, pocas películas hay ahora mismo tan vitales, con tanta fuerza y eficacia en sus mensajes subterráneos y directos o inmediatos. Es, sí, sí y tres mil veces sí, una película feroz, nerviosa, palpitante, que desglosa una electricidad que alcanza zarpazos contra este puto mundo corrupto descrito con descomunal tono satírico. De ahí, de esa socarronería y puya constantes, salen escenas que juegan con la chorrada, lo exagerado y hasta lo histriónico como metáforas de las respiraciones borrascosas de nuestra época. Todo es desmedido dentro de ella (por eso las interpretaciones exageradas del reparto: cuidado, hay una consciencia en ese histrionismo, no son malos trabajos de los actores, al contrario: lo bordan, están inmensos. Y muy atentos al odioso personaje de Sean Penn, quizá uno de las más terribles que ha dado la historia reciente del cine). El resultado: fondo y forma se ensamblan como un perfecto matrimonio y producen una película enorme, otra más, en la filmografía de este director que alcanza de nuevo magia, y también una energía visual imponente y hasta extraña, además de caótica (algo que puede echar para atrás a un número elevado de espectadores). Y si avasalla en lo visual, ahora también lo sonoro alcanza cotas que traspasan lo insoportable para los tímpanos en varios momentos de la película, pero menuda banda sonora (histriónica igualmente) tiene la película, pues adquiere también inflexiones que vuelven a ser metáforas del ruido de fondo de un hoy tan mugriento como hediondo.

Muy atentos a los últimos 20 minutos: la tensión traspasa la pantalla y eclosiona en la mente del espectador que contempla la película en estado de absoluta ansiedad.

Hay que verla (para disfrutarla de verdad) como lo que es: una insubordinación, un levantamiento, una desobediencia políticos dibujados con la más pura idiosincrasia de un cómic. Y conste: lo aterrador de esta película es que la ficción que cuenta es desventurada realidad en el mundo que estamos padeciendo.

PTA ha vuelto. Qué suerte la de quienes disfrutamos todas y cada una de sus películas.

 
 
 

Comentarios


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2020 por La Royal de Antoine Doinel. Creada con Wix.com

bottom of page