“JAY KELLY” (EE.UU., 2025), de Noah Baumbach

No seré yo quien niegue el mimo con el que se ha escrito y realizado esta película, que habla de la falsedad del mundo del cine y de una estrella infiltrada en ese cosmos que la ha encumbrado a veces a precios muy altos como el de convivir con la soledad más absoluta en mitad de tanto glamour, mientras camina rodeada de mansiones, lujos y flashes. Ay, pobre estrella millonaria. Vaya por Dios que ellas también lo pasan mal y se convierten en narcisistas mimadas por culpa de un mundo despiadado con las celebridades. Ay, ay, ay, pobres estrellas y sus sufrimientos dentro del mundo privilegiado en el que sobreviven pasándolo tan mal. Y tan solas. Ay, ay, ay.

Miren, no. El problema de este producto es que uno no se cree en ningún momento nada de lo que cuenta. Como que promete mucho y, sin embargo, se queda a medio camino (por no decir, en nada, tal es el vacío en el que nos atrapan las mixturas de melodrama naif, comedia sentimentaloide y crítica al mundo del cine). No entro nunca en la película, no me conmueve nada dentro de ella. Pero nada de nada, ni siquiera ese atractivo Clooney haciendo de sí mismo ya tantas veces. No es mal actor, qué va. Pero ya cansa verlo en esa uniformidad interpretativa que da la sensación de que SIEMPRE interpreta al mismo personaje sea la película que sea.

No ayudan tampoco las historias secundarias que, o bien no aportan nada, o bien son insulsas, estereotipadas y/o muy flojas narrativamente hablando (y es que, también, son demasiadas subtramas, que para qué tantas). Sí que veo a un director detrás con ganas (muchas ganas) de realizar una gran película, de esas que nacen para la eternidad. Y lo veo en un comienzo que es brillante, en los homenajes que intenta llevar a cabo (Fellini incluido); también lo percibo en cierto eco bergmaniano, en algunos trazos que pretenden una representación crepuscular. Pero Baumbach (que siempre me ha resultado un director interesantísimo) se pierde constantemente entre circunstancias que procuran ser jocosas, entre intentos de profundidades que aparecen tan banalizados que terminan por ser tan planos como insustanciales y hasta pueriles. Vamos, que mientras la veía percibí que bostezaba muchas veces. Es decir, “JAY KELLY” me ha resultado una película aburrida. Mucho. Y que, además, tiene dentro un pretendido retrato del mundo del cine que acaba siendo demasiado falso dada la cantidad de incoherencias que atesora la película, que es un quiero y no puedo constante, con ciertas escenas (aisladas) que, de vez en cuando, lucen y chisporrotean por una película deslavazada, a tramos muy sosa y que nunca, nunca, nunca alcanza el tono adecuado.

Posdata; llevaban meses vendiéndola como una de las grandes candidatas a los grandes premios. Igual esa campaña tampoco le ha beneficiado. Conseguirá algunas candidaturas (la de Adam Sandler a actor secundario en los próximos oscars creo que está más que “pactada”: algo que no entenderé porque su personaje ya lo he visto 569 veces en otras tantas películas y él como actor es bastante limitadito, todo sea dicho). En definitiva: de esas pelis que yo llamo globo hinchado que se te desinflan a los 30 minutos de comenzar a verla. No obstante (y aunque parezca contradictorio), es también de esas películas que yo veo y no me cabreo, aunque me decepcionen tanto. Quizá porque dentro hay cosicas (y esas intenciones de su director, claro) que me han resultado agradables de ver. Algo es algo. Pero, vaya, que esto es para mí un no.

CALIFICACIÓN: 5,5