“ANORA” (EE.UU., 2024), de Sean Baker
La potencia original de esta película gravita en su narratología, en el trazado o dibujo que su director le da a los hechos, al contenido temático y al proceso de cómo y para qué ha decidido narrarlos así. De esta manera, la enunciación llega al espectador y este se encuentra todo el tiempo una trama acostumbrada (porque no es original lo que cuenta la película), pero es inusitada y excepcional la forma en que se refleja en la pantalla.
Para empezar, habría que comentar la deliciosa mixtura de géneros que nos encontramos: desde el cuento hollywoodiense, hasta el thriller mafioso, pasando por la comedia de enredo (tosca y burda y también ordinaria en muchos momentos). El resultado final, que es maravilla, nos regala el reverso crítico de aquella oda a la engañifa cinéfila que fue “PRETTY WOMAN” en los años 90 del siglo pasado. Y esto sucede porque quien dirige es Sean Baker, un director que SIEMPRE ha apostado en su cine por historias que retratan la verdad de sus criaturas dolientes y estas aparecen retratadas en la pantalla con cuidado y muy respetadas o queridas por su creador, pero sin olvidar jamás la puñetera realidad. Hay mimo (un mimo que es, sin duda, crudo y desgarrador) y ternura hacia los personajes más desfavorecidos. En “ANORA” son: una trabajadora del sexo y un chico rudo que trabaja para un mafioso. Nos contagia Baker de ese amor hacia sus criaturas durante toda la película, pero nos tiene preparado un epílogo (bellísimo, por cierto) que sublima el sentimiento y nos desgarra a todos por dentro cuando la realidad estalla delante de nuestras narices y vemos a los dos personajes en mitad de una nada desconsoladora y cruel. Porque así es la vida siempre con los despreciados por el sistema.
Es “ANORA” una película (hay que llevar cuidado con esto) pillina y aún más pícara, porque parece todo el rato que está contándonos una cosa y, detrás de toda esa cosa, hay capas y más capas y todas nos llevan a lo mismo: al retrato feroz y violento de las durezas de la vida. Esta vez la comedia lo empapa casi todo. Una comedia con tonos billywilderianos y, a veces, también fellinianos y ya sabemos cómo las gastaban estos en sus obras cómicas: las risas se nos congelaban en cuanto poníamos conciencia en todo eso que nos producían las carcajadas. Pero es verdad que Sean Baker ha parido una película divertidísima en casi todo su metraje, tan chistosa como desenfrenada: el ritmo es embalado (en ocasiones hasta furioso), no paran de ocurrir cosas y de entrecruzarse personajes de manera casi caótica (en el mejor de los sentidos, claro), como ocurre en las mejores comedias de enredo. El único hándicap lo encontraremos justo aquí: esta parte central de la película tiene una duración excesiva y ciertas situaciones se reiteran. Si se hubiera cuidado un poco más esto, la obra de Baker sería una película perfecta y redonda.
Lo mejor de este director es, una vez más, cómo va directo a las emociones y cómo nos trae a primera línea personajes duros, maltratados y golpeados como lo está el grandioso personaje femenino de esta película. Así, las complejidades de la realidad y las emociones que estas nos procuran, quedan admirablemente representadas en una pantalla que se llena de agudezas sutiles sobre temas como el dinero, el poder que este procura y cómo se divide (injustamente y para mal) la sociedad por su culpa. La consecuencia de todo se ve en la pantalla bajo un dibujo que parece el trazado de una supervivencia y cuyo personaje central acaba siendo el reflejo tenebroso y desatinado de los cuentos de hadas.
Muy buen grupo de actores, espléndidos todos los secundarios. Pero la protagonista es un deslumbrante descubrimiento, una actriz jovencísima que se entrega en cuerpo y alma y nos regala una interpretación inolvidable, descarnada, tierna y, al mismo tiempo, terrible de una chica manejada por un sistema que solo busca ruina y aniquilamiento social.
Película hermosa (y tristísima, finalmente). Y que nos confirma (a lo grande) a un director que parece dispuesto a dejar huella en la historia del cine de aquí en adelante y cuyos pasos anteriores (todos muy decentes y también inolvidables) ya nos avisaron de ello. Yo soy fan de Baker desde su primera película.
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