En la tierra dejan de funcionar la luz, los transportes, las tecnologías...debido a una tormenta solar que produce un apagón al impactar en nuestro planeta. Esta es la premisa apocalíptica que recoge la serie. Cinco directores que pertenecen a ese boom del Nuevo cine español (Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo, Isa Campo, Alberto Rodríguez e Isaki Lacuesta) dirigen cada uno un episodio. Estos se podrían ver de manera independiente, son como una película diferente (duran entre 45 y 50 minutos cada uno) sobre las consecuencias del impacto y el apagón, pero todos los episodios suman y logran dar una visión coherente. Lo mejor del conjunto es su cercanía, su apego a la veracidad. Aquí no hay efectos visuales en plan serie americana de ciencia ficción. Lo que prima es el ser humano, bucear en sus miedos y emociones mientras sobrevive en circunstancias anómalas y adversas. Hay una coherencia exquisita en toda la propuesta, pese a plantear ángulos diferentes y presentar los conceptos desde cinco perspectivas muy particulares. El resultado produce congoja, atrapa muy bien la angustia y, finalmente, hasta uno de ellos vislumbra un poquito de esperanza. La realidad retratada es desasosegante por lo que tiene de veracidad con lo que realmente vivimos hoy (sumergidos en los tiempos recientísimos de la pandemia del coronavirus) y el espectador ve en la pantalla un puñetazo constante de autenticidad y franqueza.
Es una apuesta televisiva de primer orden. Muestra un nivel de producción exquisito en intenciones y resultados. Se nota riesgo y valentía, además de regalarnos otra ficción española de escritura potente y comprometida. El nivel artístico que alcanza es enorme e impactante.
Sumemos el ritmo que alcanza cada episodio, que son perfectos mecanismos de relojería. Añadamos el sonido y una banda sonora que impactan en el oído del espectador para sumergirlo en un tsunami de inquietudes y mucha zozobra. La fotografía está también cuidadísima. Y, finalmente, dentro de cada historia nos encontramos a un grupo de actores que nos brindan trabajos maravillosos, de una sutileza y naturalidad brillantes. Actores que saben mirar y contar mucho con sus silencios y que declaman los diálogos con precisión y credibilidad.
Me ha encantado (mucho) esta miniserie.