AÑO: 2002
PÁGINAS: 148
GÉNERO: novela
En esa novelita de corta extensión, la escritora norteamericana parece jugar con los géneros y nos trae una historia muy relacionada con los cuentos tradicionales, pero ambientada en los años 70 del siglo XX, una cuestión importante esa situación: son los años del poslibertinaje sexual de finales de los 60. Lo del cuento lo digo porque todo parece una representación: las chicas universitarias que atraviesan su propia educación sentimental, unos ogros (el profesor de poesía y su esposa, la artista de la escultura) y un peligro: los alrededores amenazados por un pirómano que nos se sabe quién es.
Hay en esa mixtura entre cuento y novela posmoderna algo más: una crítica pertinente y muy bien esbozada a base de situaciones grotescas de las supuestas élites culturetas, que aparece en la novela en plan caricatura muy seria (sin parecerlo esa formalidad). No necesita extenderse Carol Oates para reprocharle a esa élite un estatus falso y que tiene un modo de comportamiento aparentemente sofisticado, pero que es del todo amoral una vez que las páginas se suceden y las conductas se desnudan.
Todo es sutileza dentro de la novela y esta es su mejor baza: crear controversia sin aparentarlo, incidir en la crítica organizando una especie de fábula contemporánea en la que todo lo que se narra trastorna o desconcierta y produce una especie de zozobra y ansiedad en el lector, que va comprendiendo poco a poco qué significados se traslucen dentro de las páginas.
Para lograr esa perturbación, la autora utiliza (y es lo que más me ha gustado de esta novela) un estilo literario de potencia sobrecogedora y muy kafkiano. La prosa de Carol Oates juega con la palabra para crear una atmósfera extraña que muestra a una autora con una gran capacidad para insinuar y aludir sin contar la verdad aparentemente. Todo queda encajado en la sugerencia de una eficacia verbal alucinante, como portentoso es el uso de los tiempos. El resultado final es una narración potentísima e importante en eso de ser una penetrante y clarividente vivisección sobre nuestro presente, que está tan enfermo debido al desamparo en el que sobreviven nuestras honestidades.
Pequeña gran novela, oigan.