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"COMEDIA ONÍRICA", de August Strindberg



Páginas: 119

Publicación: 1901

Género: teatro


¿Qué cuenta? El dios Indra contempla cómo su hija baja a la Tierra y vive entre los hombres para comprobar sus infortunios y miserias. La hija queda horrorizada por el modo en que viven los seres humanos (aquí aparece el Strindberg desencantado, pesimista y crítico con la clase burguesa, a la que amaba y odiaba a partes iguales) e intenta desde el positivismo cambiar las cosas y entender a los hombres, pero enseguida irá contagiándose de la desidia y del desconsuelo común.

Si queremos entender el teatro del absurdo y las vanguardias literarias, es obligatorio leer a Strindberg y, sobre todo, esta obra suya en concreto. Todo el teatro del siglo XX le debe al autor sueco muchos de sus mejores atributos y particularidades. Con este escritor (junto a Chèjov e Ibsen, por supuesto) nace el teatro contemporáneo.

En la “COMEDIA ONÍRICA” está ese recurso (tan literario) extraído de los sueños: contar de manera incoherente -aunque con lógica, por supuesto- algo que no parece tener razón de ser y, sin embargo, está repleto de significados. Para ello, Strindberg utiliza una amalgama de técnicas (que también va a manejar la narrativa de Kafka, de Joyce o hasta Proust, posteriormente) como son los desdoblamientos de los personajes, la imaginación como bandera, las improvisaciones, los recuerdos, la inexistencia del tiempo y el espacio… Y el resultado es una riquísima pieza donde el autor sueco vomita toda esa angustia existencial que tanto lo torturaba. Porque con Strindberg es imposible separar vida y literatura: todo lo que escribió está pasado por el filtro de lo autobiográfico, para bien o para mal. Incluidas sus caídas en depresión, sus crisis sentimentales o los desbordamientos psíquicos en los que se hundía una y otra vez. Era un autor genial y un ser humano demasiado patético en algunas ocasiones.

Leerla es un auténtico placer: estético y emotivo. Pero intuyo que, como ocurre con obras como “EL PÚBLICO” de García Lorca, su representación escénica debe ser complicadísima.

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