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"CONVERSACIONES ENTRE AMIGOS" (novela y serie televisiva)


Novela y serie tienen casi los mismos nombres que las aclamadas “GENTE NORMAL” (novela y serie). Sólo cambia el grupo de actores que protagonizan ambas propuestas televisivas. A Sally Rooney, la autora de las novelas, la han convertido (con esa manía que tenemos de etiquetarlo todo) en la “voz de su generación”. A mí esto último como que me da igual, me quedo con lo que siento al leerla y con lo que siento viendo las brillantes adaptaciones que han hecho de sus libros para la televisión. Con “NORMAL PEOPLE” ya flipé, más con la serie que con la novela. Ahora, en este caso, con “CONVERSACIONES ENTRE AMIGOS” he quedado igual de subyugado ante novela y serie.

La protagonista (y el hombre del que se enamora) son dos seres casi anodinos, de esas personas contemplativas, silenciosas, tímidas y calladas casi siempre si están en un lugar público. Seres con mundo interior (por supuesto), pero reprimido de tan silenciado que lo tienen. Pese a esas características tan de personas anodinas y muy introvertidas, el lector y el espectador que yo he sido han quedado embelesados (y absolutamente enamorados de ambos).

Me cuentan una historia de amores cruzados, de sexo clandestino, de ambigüedades ¿poliamorosas? (yo es que me pierdo en las moderneces estas), de adulterio, de celos… En el caso de la chica (Frances), se describe una iniciación, narrada a modo de educación sentimental en todos los sentidos, pues vemos en ella una evolución (parsimoniosa, pero progresiva) que la llevará a una irrevocable maduración personal. En el caso de Nick, asistimos a una persona una década mayor que Frances y que vive un hastío depresivo que lo lleva a deambular por la aparente vida cómoda que tiene como un sonámbulo cansado, frustrado y, también, escéptico y desencantado. Ambos metaforizan a la perfección el estado en el que se encuentran las relaciones interpersonales de ahora y las escenas de sexo (delicadas y rodadas con tacto y con enjundia, y narradas en la novela con las mismas intenciones) nos dicen muchas cosas de cada uno de los personajes y que hablan de temas muy actuales relacionados con cuestiones sexuales y de identidad: consentimientos, voluntades, autonomías, dependencias y su contrario, libertad y hasta bisexualidad. El resultado es magnético y maravilloso: un retrato de la intimidad de estos jóvenes del siglo XXI que luchan en mitad de esta época preapocalíptica en la que es muy difícil encontrar un horizonte que no sea negativo o poco satisfactorio.

La novela y la serie nos regalan una radiografía potente y hasta compleja (en significados y profundidades temáticas), pues nos muestran sin ningún complejo, con mucha honestidad y realismo, una mirada desgarradora (y que perturba mucho a los lectores y espectadores de generaciones anteriores que nos sentimos lejos de la generación actual y sin entender muy bien los porqués) sobre las fantasías o aspiraciones juveniles y las circunstancias adultas, que chocan las unas con las otras y de ahí surgen las situaciones depresivas, los desengaños o las desorientaciones con las que sobrevivimos en la actualidad.

Me gusta el ritmo, esa cadencia como aletargada con la que está narrada la serie, como me gusta también el estilo narrativo diáfano, sutil y más profundo de lo que aparenta la novela. Ambas propuestas artísticas tienen (para mi gusto) atmósfera y desgarro, una tenue (casi vaporosa) delicadeza narrativa que va sucediendo (bien en imágenes, bien en palabras) de manera conmovedora. Me gusta cómo me cuentan (de esa manera tan deliciosa) cómo la generación actual rechaza las etiquetas impuestas, cómo vive sus relaciones libres y hasta ambiguas, cómo estas mismas relaciones les describen o les marcan sus inocencias y cómo les golpean el desamparo o las desventuras. El libre albedrío, quizá, tampoco sea la solución. Y una cosa queda clara: estos jóvenes (como los adultos) son producto de un capitalismo que los ha atravesado de principio a fin.

POSDATA: La gran protagonista es la mujer, quede claro. Así, la Frances de la novela y de la serie es una chica tan independiente como frágil y ninguna de las dos cosas le restan fortaleza, pero sufre las consecuencias de un mundo en permanente hostilidad y que camina hacia la deriva.

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