PÁGINAS: 236
AÑO: 1977
EDICIÓN: 1ª (septiembre de 2021), en Gatopardo ediciones
GÉNERO: novela
Estoy intentando recordar si había leído yo alguna vez una novela sobre la vejez y con cuatro personajes “viejos” o a punto de jubilarse como protagonistas. Mi memoria me dice que sí, que hay algunas, pero que no es lo habitual. También estoy intentando recordar si había leído algún libro sobre el aburrimiento del ser humano, y no: mi memoria me ha dicho que no.
“CUARTETO DE OTOÑO” es una novela bien urdida y perfectamente estructurada para dar voz con inteligencia y penetración a cuatro personajes que se acaban de jubilar (las dos mujeres) o están a punto de hacerlo (los dos hombres). Es una novela que tiene como tema central, creo sinceramente, el de cómo tratamos a las personas que han sobrepasado los sesenta años. En este sentido, es una novela sobre la tristeza del resultado: no tratamos bien a las personas mayores. Lo mejor de esta obra es cómo narra con sencillez problemas muy serios y cómo utiliza un humor muy sutil (y hasta desternillante en ocasiones) para hablar de las inseguridades y, sobre todo, de la soledad del ser humano a una edad en la que ya no es joven, pero tampoco un anciano decrépito.
Conocemos a los personajes a trozos y nunca del todo. Esta estrategia de Barbara Pym logra mucha verdad en el retrato de cuatro vidas humildes pertenecientes a la clase media trabajadora. Esa verdad se extrae de fragmentos cotidianos (ay, esas descripciones del trabajo burocrático y repetitivo en el que viven alienados todos los personajes) y de los intercambios de diálogos donde los protagonistas no se muestran del todo y, al mismo tiempo, los desnudan poco a poco, aunque no lleguemos a conocerlos por completo (de ahí que nos regalen algunas sorpresas o algunos actos cuando menos incoherentes o inesperados y que ofrecen a la novela instantes o escenas deliciosas en su trazado etéreo y, finalmente, tan humano e imprevisible porque así somos los seres humanos: entes espontáneos y repentinos que respiramos y actuamos según cada momento que nos trae la aburrida e inmisericorde cotidianidad).
Es una novela intimista. Retrata cuatro soledades tristísimas, pero muy reales. Su lectura fluida capta muy bien las atmósferas que han construido, para sobrevivir, cada uno de los personajes y que no son sino cuatro maneras semejantes de mantenerse erguidos y soportar el aislamiento en el que se mueven. Los cuatro protagonistas comienzan a comprender que no hay esperanza en el futuro y el presente que soportan les parece cada día más insólito o chocante.
Barbara Pym es una autora que merece reconocimiento. Poco a poco, creo yo, el boca a boca está funcionando y se la está colocando en el lugar literario que merece. Lo mejor de su prosa es la proximidad que logra para describir el mundo y lo hace con una sencillez deslumbrante, no exenta de profundidad en valores y resultados. Sus historias son cercanas, sus personajes son creíbles y actúan como reflejos especulares. Y uno goza de esa prosa que ahonda con maestría en dar visibilidad y comprensión a temas y seres humanos que no tienen cabida, por desgracia, en la literatura contemporánea. Y todos nos haremos mayores alguna vez, esto no lo olvidemos nunca.