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CUATRO PELÍCULAS FALLIDAS


“TULLY” (USA, 2018), de Jason Reitman


Hecha a la medida del lucimiento de una actriz dispuesta a casi todo, la película quiere girar con contundencia, que nunca llega a aparecer, sobre la maternidad, supuestamente desde un ángulo transgresor.

Pero esto viene de América y allí, aunque se quieran poner desobedientes, les suele salir (casi siempre) el tiro por la culata: aquí esa mescolanza nunca bien alcanzada entre comedia y melodrama pasa por muchos filtros que, al final, la entorpecen para ser la película reivindicativa que quiso ser.

No obstante, hay momentos variopintos, escenas logradas y tiene a una Charlize Theron (empeñada en aparecer fea y gorda para ganar más premios) que se adueña de la pantalla mostrando variadas disfunciones exaltadas.

Las feministas estarán contentas, pero yo veo mucho truco (lo del giro final del guion…aiiiinssss, me cachis, ofú), mucha tralla trillada y un deseo por transgredir con muy poca imaginación.


“UN SOL INTERIOR” (Francia, 2017), de Claire Denis


El tedio llega a ser soporífero durante todo su metraje, pese a la luminosa presencia de la siempre EXTRAORDINARIA Juliette Binoche. Y pese a ese intento de retrato existencial de una mujer madura en busca del amor que no le llega nunca. El aburrimiento es mayúsculo por dos cosas principalmente: la peor, un trabajo de dirección opaco, inexistente, soporífero y unidireccional; la otra parte que aburre (y mucho) es el retrato plano (tan planísimo, que avergüenza) de los hombres que aparecen. Porque, aunque algunos hombres actuemos así, o existamos de esa manera, un guion inteligente debe mostrarlos con verdad (la comedia cáustica podría haber sido un modo) y no tan pixelados. Ya que, al final, el espectador que yo soy sólo se queda, una vez más, con otro intento feminista de dejar en evidencia al otro sexo con clichés ajados y tan mustios que logran lo contrario a lo que pretenden. Y me dejan una imagen del personaje de Juliette Binoche cojo, asimétrico y desnivelado. Y que me pone una pregunta en la conciencia: ¿cómo una mujer tan inteligente se enamora de esos gilipollas? Es decir, que ni lo uno ni lo otro. O quizá es que todos (hombres y mujeres) al madurar nos convertimos en imbéciles cuando nos obsesionamos con encontrar pareja. En fin.

Posdata: gracias, querida Juliette, y una vez más, por otro de esos intentos tuyos por mejorar una película que no te merecía.


“NO CONFÍES EN NADIE” (Reino Unido, 2014), de Rowan Joffé


En los primeros 10 minutos he contado 15 topicazos (se ve que la cosa ésta me ha enganchado y me lo estaba pasando bien. Por favor, nótese la ironía). Cuando me he venido a dar cuenta, ya no me estaba enterando de nada, distraído como estaba en contar más situaciones trilladas. Juro que por un momento he sentido que esta película iba a batir el récord de bobadas precocinadas, de personajes más planos que mi tabla de planchar (ésa que, por cierto, uso tan poquísimas veces: otro trasto casi inútil en casa), de situaciones rocambolescas cuya resolución final termina por no convencer ni a los propios guionistas de la película.

Al final, te quedas con más preguntas que respuestas y notando que hay tantas lagunas en la historia que no entiendes cómo actores de la talla de Nicole Kidman o Colin Firth aceptan aparecer en semejantes torpedos de la inanidad más absoluta. Luego, te dices: aceptan porque habrán recibido un buen cheque para engrosar sus ya de por sí gruesas cuentas bancarias. Qué topicazo acabo de soltar. ¡¡¡¡Dios, la peli me ha contagiado!!!!


“VIUDAS” (Reino Unido, 2018), de Steve McQueen


Es cine de género. Vale. Hay seriedad en la propuesta. Vale. Hay una intriga hilvanada con corrección. Vale. Tiene todas esas cosas que tanto gustan del cine americano y que hacen que ese cine funcione tan bien. Vale. Está filmada con suficiente profesionalidad. Vale. Aprovecha el movimiento “#MeToo” para ponerse a la moda de las modas. Vale.

Pero el director es Steve McQueen. Es inglés, no americano. Un director que me enamoró con sus películas “HUNGER”, “12 AÑOS DE ESCLAVITUD” y, sobre todo, la mágica y poderosa “SHAME”. Un director valiente, enérgico, diferente, que me contaba historias que dejaban poso. Y ahí siguen creciendo esas películas dentro de mí después de tantos años.

Y aquí, en esta descafeinada “VIUDAS”, me encuentro a un creador que se ha vendido a la industria y que olvida sus singularidades como artista y se dedica a copiar un modo de entender el cine muy alejado de lo que me había propuesto con anterioridad. Y me da rabia, porque de él siempre voy a esperar OTRA COSA y no un más de lo de siempre.

Porque “VIUDAS” es entretenida, sí. Pero llena de trampas y giros (demasiados para mi gusto) que no me apasionan y que van a lograr que la olvide pronto. Nada en ella va a dejarme un regusto de gusto, de amor por el cine, de pasatiempo apasionante. Porque nada, nada de nada, he visto dentro de ella. Sólo distracción ligera, frívola e inane.

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