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"DE TIGRES Y GACELAS", de Ginés Sánchez



AÑO DE PUBLICACIÓN: 2023

PÁGINAS: 409

EDICIÓN: 1ª (enero de 2023)

EDITORIAL: Tusquets

GÉNERO: novela


Pensemos en el realismo sucio de la literatura norteamericana, pero ambientado en la Región de Murcia; sumemos los programas dobles de cine americano de los 70 (ese que homenajearon Tarantino y Robert Rodríguez en el díptico titulado “GRINDHOUSE”); añadamos personajes directamente extraídos de la literatura tremendista surgida después de la Guerra Civil española situándolos en la contemporaneidad y, por último, pongamos en el cóctel algo de cine negro de los 30 y 40 del siglo pasado con matones salvajes y despiadados que trabajan para ricachones sin miramientos a la hora de aplastar a quien ose tocar algo de sus imperios. El resultado: “DE TIGRES Y GACELAS”, una novela explosiva, riquísima en estilo y lenguaje y potentísima en temática crítica, satírica y muy negra, negrísima de las de copón santo bendito.

Primero destaquemos el estilo narrativo: Ginés Sánchez es un maestro en eso de poner vigor, nervio y eficacia en el uso del lenguaje, de los diálogos y de la estructura interna del ritmo conversacional. Oír a sus personajes es como asistir a un repertorio de oralidad callejera, de lenguaje repleto de jerga poligonera (sobre todo en la primera y en la tercera parte de la novela), en una ebullición constante en la que todo parece a punto de estallar. Y, además, hay contenido escondido en intenciones subterráneas, dobles/triples sentidos y siempre una amenaza latente en personajes siempre al borde de la desesperación y atrapados en el miedo. El lenguaje es su coraza y la amenaza para la supervivencia, o eso creen ellos, porque a veces, como que no. ¡Y pumba! Se produce la sorpresa, la hecatombe, el delirio. El lector pasa las páginas sintiendo siempre la tensión, percibiendo las oscuridades y distinguiendo la desconfianza, aunque sin tener ni idea de lo que irá ocurriendo después. Porque se barrunta, pero te equivocas. ¡Y boooommmm, otra vez asombro! La novela de Ginés Sánchez se prodiga en narración descarnada que va directa hacia los instintos humanos más bajos, dada su intensidad y, sobre todo, su crudeza. Como conclusión de este estilo: estamos hablando de un autor cuya potencia está en el rigor lingüístico que se apodera de la trama y de los personajes monstruosos (lo que no les quita ni un ápice de humanidad, porque ¿quién no esconde una bestia dentro de sí?).

Pero, ¿de qué va esta obra? De rescatar el western a la murciana, cuestionando toda la idiosincrasia del género y situándolo en un ambiente inusitado por lo que tiene de raro y original. De hilvanar el argumento con insurrección, impudor y ocaso moral. De bucear en el orden social del hoy y revelar la fina línea que separa el bien del mal. De radiografiar la realidad mezquina y decrépita y convertirla en una autorreflexión paródica (o quizá no tanto). De mostrar la suciedad y la violencia de un mundo básicamente injusto. Si contáramos de qué va la trama, apuntaríamos a que tiene un argumento básico, a que sus personajes tienen perfectamente definidas sus motivaciones y podrían ser elevados a estereotipos. Y, sin embargo, dentro de esta novela no hay nada básico y los personajes tienen su propia voz e identidad, aunque representen arquetipos. Cada detalle de la trama o de las criaturas que la protagonizan está pulido, sin trucos ni engaños, porque todo está o sucede por algo y para algo. Y cada una de las tres grandes secuencias narrativas acaban sumando a un puzle que termina completándose de manera insólita, con extrañezas y asombros en muchos rincones de las páginas.

Ginés Sánchez vuelve a demostrar el “rara avis” que es dentro de la literatura contemporánea actual. Posee un universo propio y un estilo único, excepcional, tan cuidado como sutil y distinguido a la hora de hablar del mundo que creemos, pero del que se sospechan tantas cosas de las que, normalmente, no se hablan. Hay poso y embestida crítica en su literatura, mucha crudeza y bastantes ganas de incomodar poniendo el dedo en las llagas del hoy. El lector nunca sale indemne de sus libros. Con “DE TIGRES Y GACELAS” nos regala intensidad, una lectura dinámica, muy detallada en sutilezas varias y, en muchos ratos, resulta una novela poética en el esmerado y metódico tratamiento de la violencia. Algo así como ver una película de Tarantino en la que uno sabe lo que se va a encontrar, pero pese a todo termina de verla escaldado y sorprendido. Me lo he pasado pipa leyéndola, oigan.


Posdata: “DE TIGRES Y GACELAS” está anclada en el universo de una novela anterior de Ginés Sánchez. No la he leído. Como el propio autor indica al final, no es necesario haber leído “LOS GATOS PARDOS” para adentrarse en esta. Yo ya estoy deseando ponerme con ella para completar este díptico narrativo. No tardaré mucho, sin duda.

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