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DOS NOVELAS de Rosario Villajos



“LA MUELA”

AÑO: 2021

PÁGINAS: 220

EDICIÓN: 1ª (marzo de 2021)


“RAMONA”

AÑO: 2019

PÁGINAS: 219

EDICIÓN: 1ª (marzo de 2019)


Me he encontrado dos narraciones de una autora que no conocía y que ha logrado que me lo pase muy bien mientras leía. Es una voz nueva que parece que tiene muchas cosas que contar y, además, sabe cómo y lo hace con frescura, con ironía, con altas dosis de mala leche y, sobre todo, con un estilo (bastante parecido en ambas obras) que presenta universo propio muy mordiente y hasta áspero en muchas ocasiones, que alcanza, finalmente, un mundo propio que habla de cosas que conocemos (porque las hemos vivido en carne propia o sabemos que existen por experiencia y supervivencia nuestra o de conocidos) y que Rosario Villajos nos las enriquece por culpa de su mirada tan particular. Una mirada, digámoslo ya, árida, desesperanzada y muy amarga que no es sino un retrato (feroz y tremendamente lúcido) sobre esa realidad nuestra y de ahora que navega entre los detritus.

En “LA MUELA” la protagonista cabalga en la mitad de la treintena. En “RAMONA”, vemos al personaje central en su infancia, adolescencia y primera juventud. Ambos personajes determinados por las circunstancias y por la herencia genética. Si sumamos, igual tenemos una radiografía esplendente de todos nosotros, porque nos guste o no, somos de alguna manera esas chicas que lo único que hacen es sobrevivir como buenamente pueden, aunque no sepan (pero, ¿quién sabe vivir con urbanidad, corrección y cultura y sin sufrir ningún altercado en línea recta hacia la felicidad, que es la falacia que nos venden desde que nacemos y de ahí los batacazos?). Ambos retratos (el de Rebeca y el de Ramona) no son sino meros trasuntos del ser humano del siglo XXI, ese siglo que ha conseguido, entre otros muchos “logros”, la ruina mental de todo hijo de vecino. De este naufragio nadie se salva, oiga. Y ambas novelas lo dejan muy claro.

Hay coraje conceptual, una culpa psicológica bastante envenenada, unas metáforas precisas sobre vivencias que obstaculizan la afirmación del temperamento y condición del ser humano. Todo se presenta en ambas novelas bajo la ironía y un humor desternillante (en muchas ocasiones) y siempre negro y puntilloso. El conjunto es prosa-bisturí, de la que indaga y ahonda en nuestras incomodidades e inconsciencias. No obstante, se le agradece la ligereza con la que engrasa la realidad para que aparezca, con mucha inteligencia, su autopsia más subterránea mientras el lector devora las páginas agradecido y entregado. Son dos novelas espejo, un espejo-parábola en el que los lectores no podemos evitar mirarnos, como he dicho más arriba. Y las narradoras parecen recrearse en un entrenamiento autoanalítico sobre la cotidianidad que les ha tocado (en el caso de Ramona) o han elegido soportar (en el caso de Rebeca). No sé si esto es autoficción. Tampoco me importa saberlo para estimar y evaluar de manera sobresaliente estos dos libros. He disfrutado cada página gracias a una prosa que avanza sin rodeos, sin engañifas o trucos mecánicos, bien escrita y perfectamente estructurada, con ritmo y frescura, mucha frescura. Me gusta encontrarme con autores que empiezan con tanta fuerza y a los que se les vaticina un futuro literario (ojalá) encomiable. Como las he leído seguidas, puedo advertir la evolución de la autora de su primera novela a la segunda; la voz narrativa en primera persona es íntima en "RAMONA" y generacional en "LA MUELA", que, además, resulta mucho más lírica y profunda. Por tanto, hay intenciones narrativas diferentes y una literatura que ha crecido de una a otra obra.

Adelante, Rosario Villajos. Conmigo ya tienes un lector fiel que te está esperando.

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