“EL CAFTÁN AZUL” (Marruecos, 2022), de Maryam Touzani
Hay películas cuya mayor nobleza es la de estar rodadas con una delicadeza encomiable. Aquí dentro todo es elegancia y exquisitez fílmicas y el argumento está narrado con talento y sensibilidad. Una película que cuida con amor a sus tres personajes protagonistas y los trata con un respeto atiborrado de una humanidad extraordinaria.
Hay también un contexto bien diseñado y expuesto con arte: la fotografía es una protagonista más, pues envuelve todo con la intimidad que necesitan los personajes y las dos historias de amor que hay detrás, que da a todo el producto un empaque de una sensualidad arrebatada y de contención sexual admirablemente patentes.
La película esquiva constantemente lo discursivo y la emotividad embaucadora y, por tanto, tramposa. Hay un torrente de verdad que va calando en el espectador hasta emocionarlo con momentos de una intensidad dramática franca y natural. Todo se basa en las miradas entre sus tres personajes (interpretados, por cierto, por una actriz y dos actores magnéticos y magníficos) y la directora logra una moderación muy equilibrada entre las dos historias, que van surgiendo ambas con deflagración parsimoniosa.
¿Cuántas películas magrebíes existen que utilicen el tema de la homosexualidad? Bravo por esta directora, bravo por este cine que rompe barreras y se salta los miedos para contar historias humanas con sensibilidad a borbotones.
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“BLUE JEAN” (Reino Unido, 2022), de Georgia Oakley
Es verdad que esta película delicada adolece de originalidad porque tiene dentro un montón de clichés. Pero hay algo en ella que la hace una muy digna reivindicación y es el retrato veraz que hace de su protagonista, una mujer incapacitada (con el motivo principal del miedo a ser juzgada) para reencontrarse a sí misma y aceptarse tal y como es.
Hay delicadeza y cierto coraje en ese retrato individual, que tiene más complejidad de lo que los clichés de la película nos podrían borrar. Además, ese retrato está envuelto en un drama político (ambientado en la época de Thatcher) que cala por su sinceridad generosa. Y aunque la película no reinventa ningún tema, conmueve gracias a la interpretación de la actriz protagonista que nos regala un trabajo actoral fascinante en contenciones y miradas.
Tiene esta opera prima fallos y aciertos como sucede en mucho cine primerizo, pero es innegable su intento por lo convincente y su apuesta por mostrar la vida cotidiana de una mujer lesbiana con unas intenciones meritorias que llegan a calar en las emociones del espectador sensible y tolerante.