AÑO: 2023
PÁGINAS: 112
GÉNERO: novela
Es de esos libros que no necesitan ser obras maestras para llegar al lector, divertirlo, removerlo, obligarlo a mirarse hacia dentro y cumplir unas funciones concretas: entretener, sorprender (por la premisa de partida) y regalar unas cuantas escenas repletas de ingenio y que son perfectas radiografías del ser humano en el hoy, tal es la profundidad que es capaz de lograr en su aparente ligereza un libro que es algo más que un juego entretenido y (simuladamente) jovial y ameno.
Narra la situación de crisis de un matrimonio con dos hijos. Vemos a la pareja en diez momentos que son los previos a entrar a la consulta donde hacen terapia de pareja semanal para intentar salvar de la ruina una relación ahogada en continuos conflictos (¿rutina, egoísmo, frustración, sueños incumplidos, desidia? Quizá todo en uno, todo en ambos personajes). Apenas hay narración, la novela se basa en los diálogos que mantienen ambos cónyuges. Y aquí es donde se luce un Nick Hornby portentoso, ya que nos regala unas conversaciones en las que muestra una franqueza, una sagacidad y un sarcasmo (que pueden tener mucho de parodia punzante) que no son sino un contundente retrato de la pareja en el siglo XXI. En esas conversaciones (que actúan de terapia previa a la terapia real que hace la pareja) saltan a la palestra temas como el sexo (claro está, cómo no), las desilusiones, la juventud perdida, el pasado y hasta el Brexit (este último en uno de los momentos más hilarantes de la novela, por cierto). El resultado de todo, y en tan pocas páginas (112) que se beben de una sola sentada, es una muy digna indagación en las relaciones de pareja en la que hay una delicadísima simetría repleta de ecuanimidad entre las emociones que estallan en los dos personajes y un humor afilado, mordiente y gozosamente incisivo que se trasluce detrás de la pluma de un escritor comprometido y que se lo pasa pipa; un escritor, y esto es también importante, que sabe dónde poner el aguijón para llegar donde más nos duele, sacar chispa y conmovernos.
El libro es claramente una formulación literaria de los guiones que escribió el propio Hornby para la serie televisiva dirigida por Stephen Frears hace dos años escasos. Así que lo que ya era extraordinario en la serie, aparece de nuevo en la novela. Y como yo ya la había visto en su momento, ha sido una gozada ponerle los rostros de los maravillosos Rosamund Pike y Chris O´Dowd mientras leía el libro.
Uno pasa las páginas y luego cierra el tomo con la estupenda sensación de que el género narrativo tiene muchas bifurcaciones y dentro de cada una de ellas hay magnéticos resultados que quizás no inventen nada (porque ya está todo inventado), pero nos regalan simulaciones que bien podrían pasar por novedosas o poco transitadas. Y a estas alturas de mi vida lectora, encontrarse novelas que intentan ofrecer algo de frescura es una gozada, aunque no me cuenten (temáticamente hablando) nada nuevo bajo el sol.
Y, una vez más, Nick Hornby se muestra como un contumaz narrador de las realidades urbanas y todo desde una cualidad que destaca siempre en cualquiera de sus libros: el encanto.