(Temporada 1, 9 episodios)
Hay ganas de evasión tras más de año y medio de miedos por la pandemia y por eso una serie pobretona como esta triunfa en todas partes. Es la única excusa que se me ocurre para entender el éxito de una apuesta televisiva que es mala y bastante simple en la alegoría que supuestamente propone, pero que no lo aparenta por su envoltorio estético y de enaltecimiento de la violencia (tema en el que no entro pues no es la primera vez que el terror y el crimen entran en una obra audiovisual con distintos fines e intenciones y, por supuesto, diferentes logros).
Tiene una puesta en escena atractiva: dirección artística y vestuario son perfectos para crear memes e iconografías que serán recordadas e imitadas hasta la saciedad en los próximos carnavales y fiestas varias de disfraces (y se nota que esto ha sido pensado y cuidado con esmero e intenciones claras: es muy pulp y su estética de cómic funciona como una maquinaria de relojería). Y, a veces, ciertas escenas tienen la suficiente fuerza como para que el espectador medio sea incapaz de desentenderse de lo que está viendo. Luego están los trucos, las engañifas, las mentiras y las trampas que cuelan porque el analfabetismo funcional de nuestra sociedad es incapaz de percibirlos. Juega (mal, pero juega) con lo de ser una poderosa crítica social y así te ganas al espectador reivindicativo y ofendidito de las redes sociales. Y, sobre todo, esta serie tiene dentro algo que en los tiempos que corren gusta mucho y está a la orden del día: gusta ver cómo se humilla a los otros. Es moneda común de nuestro tiempo. Como también lo es eso de ver el horror y estar tan acostumbrados que hasta parece que nos gusta contemplarlo de normalizado que lo tenemos, hasta el punto de que hemos dejado a nuestros niños ver la serie sin tapujos. En fin. Que nos va lo (supuestamente) sádico, al parecer.
Pero más allá de todas esas drogas y engañifas embaucadoras y demasiado tramposas, la propuesta televisiva no es más que un mejunje o batiburrillo de varias películas y otras tantas series que quiere imitar y que lo único que muestran es un quiero, pero no puedo. Añadamos que tiene un guion simplista, predecible y hasta incoherente o repleto de contradicciones. Nos regala una galería de personajes con cero refinamiento y bastante absurdos que no te los tragas ni a la de tres. Y, por si fuera poco, se recrea en alargar las escenas una y otra vez y lo que se cuenta llega a ser extenuante, plomizo, aburrido y hasta impreciso. A mí se me ha hecho insufriblemente eterna.