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"EL NIÑO QUE COMÍA LANA"



AUTORA: Cristina Sánchez-Andrade

AÑO: 2019

PÁGINAS: 216

GÉNERO: relato


Lees el primero de los cuentos de este libro y comprendes que aquí hay una autora con mundo propio en el que los personajes extraños viven situaciones extravagantes, inauditas. Luego, al leer todos los demás relatos, corroboras las sensaciones que te produjeron el primero. Hay una fuerza descomunal en la manera de narrar de esta escritora. Esa fuerza viene dada porque la narrativa bucea entre lo lúgubre y tétrico o desagradable; y nos ofrece (a veces con mucho humor e ironía) una mezcla grotesca de realismo y fábula fantasiosa, como si nos contara una leyenda de esas tradicionales que hemos escuchado en boca de nuestros abuelos.

El libro refleja un universo literario muy particular en el que toman protagonismo lo rural (una Galicia muy valleinclanesca) y la España olvidada a base de retratar a unas figuras grotescas que viven situaciones inadmisibles y absurdas con toques de farsa teatral. Se intuye que el contexto es la guerra civil y la posguerra y con esto la muerte parece la sombra que todo lo mancha de miedo, de angustia, de disparate, de sinrazón y de supervivencia.

Todo perturba (para bien) en las páginas de cada relato. No sólo el modo en el que están narrados, sino (y sobre todo) también la galería de personajes que pululan este universo tan particular. Muy alejados de la ternura, todos ellos soportan miseria y mucha soledad mientras resisten en los extremos. Uno los conoce y se estremece porque es una lectura incómoda siempre, aunque nunca se deja de notar la belleza de una prosa que desborda y respira autenticidad por todos sus poros. La galería de criaturas podría parecer el reparto de una obra de Berlanga: el tonto de la aldea, la puta, la bruja, el machista, el poderoso, el lisiado, la niña extraña.

Y hay que estar atentos: los relatos se interconectan cuando menos te lo esperas. Los personajes que los habitan saltan de unos a otros y entonces el micromundo narrativo se expande y los trozos de vida dibujados se rematan y completan como si de una novela se tratase.

Es el primer libro de Cristina Sánchez-Andrade que leo. Tengo clarísimo que no va a ser el último. Su prosa me ha inquietado y atrapado a partes iguales. Tiene una fuerza narrativa impresionante, donde clasicismo y posmodernidad se dan la mano para pintar con realismo mágico y rotundidad a las personas de carne y hueso. El resultado final es una enunciación clarividente e inteligentísima de todo eso que ocultamos y que nos convierte en seres quebradizos y profundamente humanos.

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