"EL ÓRGANO", de Diego Sánchez Aguilar
- salva-robles
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“EL ÓRGANO”, de Diego Sánchez Aguilar
AÑO: 2025
PÁGINAS: 123
GÉNERO: novela
Hay muchas cosas que me gustan de Diego Sánchez Aguilar como escritor. No sabría por dónde empezar, porque es de esos autores con los que uno siente que es mejor lector gracias a sus libros. Pero hay algo por lo que mis lecturas vibran siempre que abro un libro suyo y es, sí, esto sí lo tengo claro, porque es un autor que no se conforma nunca y siempre, en cada nuevo libro, hay algo sorprendente y que tiene que ver con que no tiene “nada” que ver con lo que había publicado anteriormente. Lo de “nada” vamos a entrecomillarlo porque, obviamente, hay temas e intenciones críticas que son constantes, como constante es su afán por aportar algo diferente a la literatura. Pero siempre me atrapan sus finalidades literarias y su modus operandi a la hora de afrontarlas.
En esta novela corta, titulada “EL ÓRGANO”, se disfraza todo bajo la forma de un policiaco. Pero, claro, en alguien como Sánchez Aguilar esto es un juego y una metamorfosis o innovación, porque no nos encontramos con un thriller tradicional. Además, he afirmado que disfraza todo bajo ese prisma, sin embargo, en realidad, la novela es varias cosas mixturadas entre las que podemos señalar la fábula de terror, la tragedia clásica (con su coro griego incorporado y el mito de Prometeo como gol de tiro libre indirecto) o la novela psicológica en esa manera tan tremenda que tiene el escritor de diseccionar el alma humana, con sus contradicciones, crueldades, falacias o disimulos a rastras. Así, “EL ÓRGANO” enreda y brinca de unos extremos genéricos a otros con una naturalidad engañadora y lo que el lector acaba teniendo entre sus mansos son 123 páginas que hablan, yo creo que preponderantemente, de la creación artística como motor mismo y de la superficie mítica que tiene todo cuento macabro en el que los personajes representan, como en los auto sacramentales, arquetipos y sentimientos universales.
La grandeza de esta narración es cómo su autor, de nuevo en la cúspide como ya lo estuvo con su anterior y magistral novela “LOS QUE ESCUCHAN”, con una prosa altamente poética y absolutamente nítida y minuciosa, edifica un enigma o una incógnita a la misma vez que nos exterioriza la astucia narrativa con la que juega a mixturar los géneros. Sin olvidarse jamás de describir un espacio mítico (un microcosmos muy particular) que acaba teniendo también su disgregación como insignia simbólica en (o de) lo actual. Y, de esta manera, Sánchez Aguilar toca temas como la guerra y sus consecuencias, la memoria y sus profundidades secretas, lo pagano versus lo religioso, el ser humano y sus contradicciones o discrepancias. En definitiva, y como en todo mito, una novela que es una respuesta a cuestiones tan humanas como inexplicables y en la que la oralidad toma cuerpo en las voces de diferentes personajes que dan su propia perspectiva (y por tanto, altamente mentirosa en subjetividad) sobre un mismo hecho impenetrable, enigmático o que no se quiere revelar. Nadie en ese microespacio simbólico en el que transcurre la historia quiere contar la verdad, ni siquiera la propia porque le encaminaría a tener problemas no solo judiciales, sino y sobre todo, emocionales. La culpa es en todos los personajes de esta novela un mecanismo de defensa, de ahí que pululen entre las páginas seres humanos que se debaten entre los códigos de conducta regidos por el propio sistema comunitario y las propias reglas o expectativas que, inevitablemente, cada uno posee sobre lo que es correcto o no en uno mismo y en los demás.
En definitiva, una vez más, Diego Sánchez Aguilar nos regala otra muestra de su (cada vez más) enorme talento. Un autor que no se conforma y que tiene como rasgo principal una ambición narrativa fuera de toda duda que, obra a obra, se propaga y ratifica. Yo no voy a cortarme en afirmar que, hoy por hoy (y qué bien que Candaya como editorial esté ojo avizor y se atreva con autores fuera de toda marca exclusivamente comercial) es uno de los narradores más importantes de la literatura hispanoamericana. “EL ÓRGANO” tiene dentro tanta calidad como belleza.
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