Qué deliciosa película, qué jugosa es, qué habilidosa e inteligente, qué maravilla cómo juega con el clasicismo y la modernidad a partes iguales para regalarnos una película que parece que ya conocíamos y, sin embargo, uno la contempla como diferente dentro del tipo de cine que representa. Sí, aquí están todas esas versiones que se han hecho para el cine de las novelas de Jane Austen, de las hermanas Brontë e, incluso, ese cine preciosista y clásico de época de James Ivory, que cualquier espectador amante de este tipo de filmes ha visto durante años.
Sin embargo, la primeriza directora Frances O´Connor (autora también del desprendido y dadivoso guion) ha sabido darnos una sorpresa: aquí dentro se nos narra una parte de la biografía de la autora de “CUMBRES BORRASCOSAS”, pero inventada. Se sugieren muchos datos, quizá conocidos, pero pasados por el filtro de la libre interpretación y se le añaden, con inteligencia y maestría, concomitancias con la novela famosa. Es decir, la vida de Emily Brontë aparece en la película como si las escenas construidas en la novela que escribió le hubiesen pasado a ella de verdad. Vida y literatura hermanadas. ¿Y por qué no? ¿Quién nos dice que eso no fue realmente así? ¿No se inspiran los escritores en la vida real? En cualquier caso, el resultado es una película hermosísima que ha sabido, sobre todo, ahondar en el retrato psicológico de su personaje principal. De esta manera, la Emily Brontë que contemplamos es una mujer joven de carne y hueso, creíble. Su retrato emana sensibilidad y viveza, parece que vemos a la persona real transitar por la pantalla. Por si fuera poco, la credibilidad del retrato se sustenta en la descripción de un entorno familiar nada idílico y que también aparece detallado con soberano fundamento y potencia. Ninguna vida es idílica, por supuesto. Añádase, ineludiblemente, una historia de amor dramática, como no podía ser de otra manera si estamos hablando de una época tan concreta como fue la de principios del siglo XIX, cuna del Romanticismo (entendido como arte y modo de vida).
Es un biopic nada tradicional, sobre todo porque no parece un biopic, sino una versión cinematográfica de una novela. La época victoriana no aparece como nos la han contado siempre. La película de O´Connor nos regala una visión repleta de sensibilidad actual: tiene dentro una mirada contemporánea sobre los hechos del pasado y, pese a ello, no se nota un retrato falseado o apócrifo. Tampoco la película escatima en manifestar varios clichés del género cinematográfico que representa o que conocemos del entorno social radiografiado. Y por la pantalla desfilan temas como la identidad de género, la creatividad artística, el sexo, la salud mental, los celos entre hermanos, la religión castradora, el padre autoritario…
Y luego está la factura técnica de una película que nos regala un diseño de producción encomiable en cuanto a fotografía, diseño de interiores o de vestuario, una banda sonora envolvente y un grupo de actores sugestivo y magnífico, con una protagonista (la actriz Emma Mackey vista en la serie “SEX EDUCATION”) espléndida dando un recital de primeros planos magnéticos.
La he disfrutado, como disfruto siempre todo ese cine al que esta película se parece sin querer imitar del todo lo que copia o remeda. Me deja un gran sabor de boca cuando la termino, me noto una sonrisa cuando la pienso. Y me deja, también, muchas ganas de ver más películas dirigidas por la hasta ahora actriz Frances O´Connor. Un debut en la dirección más que loable.
CALIFICACIÓN: 8