Varias cosas convierten esta miniserie en una apuesta televisiva de primer orden:
Está producida y escrita por el conocidísimo novelista Dennis Lehane (varias de sus novelas han sido llevadas al cine, entre ellas “MYSTIC RIVER” y “SHUTTER ISLAND”), algo que se nota en el desarrollo de personajes, en el ambiente que se respira en cada plano y en la profundidad de significados. Recordemos que también ha sido guionista en series como THE WIRE y BOARDWALK EMPIRE. Su nombre no sólo da prestigio a la miniserie, sino que también le otorga una catadura y un aspecto de desasosiego y horror magnéticos.
Está interpretada por un grupo de actores magnífico. Los dos protagonistas a la cabeza en dos actuaciones muy diferentes, pero tan poderosas como inquietantes o magnéticas.
Su tono thriller (basado, además, en hechos reales) logra una sugestiva e hipnótica atmósfera a la que contribuyen una puesta en escena y una fotografía perfectas. Todo ayuda a crear una tensión que va in crescendo hasta llegar a un capítulo final espléndido.
Es verdad que vivimos una época televisiva en la que los “true crime” abundan y nos desbordan, tal es la cantidad que nos llega casi cada mes, pero no todos tienen calidad. Esta es una de esas apuestas a caballo ganador que deslumbra desde el minuto uno.
Los diálogos entre Jimmy y Larry (los dos personajes protagonistas) logran que la pantalla arda en múltiples sensaciones y dan a la serie un tono quebrado y retorcido (o escabroso) de altos vuelos. La serie resulta prolija en significados gracias a los intercambios dialécticos de ambos.
Nos regala, además, el último trabajo televisivo (por desgracia) del fallecido Ray Liotta, que logra un trabajo sutil, doloroso y quebradizo que otorga drama y veracidad a toda la propuesta narrativa.
Finalmente, la serie hace una radiografía extraordinaria de la América profunda, esa que nos aleja de la imagen icónica del País Todopoderoso y Triunfador y que hace gala (siempre mentirosa) de virtuosismo, democracia y libertad.
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