“ESTACIÓN SATURNO”, de Fernanda García Lao
- salva-robles
- hace 4 días
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“ESTACIÓN SATURNO”, de Fernanda García Lao
AÑO: 2025
PÁGINAS: 137
GÉNERO: novela
Hay siempre en la literatura de esta escritora argentina algo que me parece portentoso y muy personal: sus mundos ficcionales están mixturados de imaginación (que no es solo creatividad y fantasía, sino también agudeza y mucha chispa), de sentido del humor (tan macabro como tierno en tantas ocasiones, pero siempre hincando el cuchillo donde le duele a la sociedad) o de radicalismos varios (sobre todo cuando explora en plan radiografía ) a la hora de hablar de las miserias humanas (sobre todo las familiares). Y toda esa ensalada de elementos producen una narrativa extraña, también radical; una literatura yo diría que inclasificable de tan particular y única.
Leerla es entrar en mundos oníricos, pero también en profundidades psicológicas que desnudan a los seres humanos desde sus comportamientos fatalistas, rebeldes y aterradores. Y no solo porque vivan en la perplejidad, es que los personajes de esta autora son producto (con forma paródica, sí, por supuesto, aunque el hoy es pura parodia, está claro) de un mundo como el que protagonizamos en el que lo delirante, la corrupción o las obsesiones personales se dan la mano y caminan juntas hasta convertir a los seres de ficción en entes heridos y cuyos vínculos familiares les estorban, pues les dejan determinismos que hablan de incomunicación, de soledad y, en definitiva, de angustia vital.
“ESTACIÓN SATURNO” es una locura. Una desconcertante, maravillosa y divertidísima enajenación narrativa. Nada está puesto al azar, ni los espacios, ni las circunstancias, ni la naturaleza en forma de lluvia, por ejemplo, o el sexo que sueñan y practican los personajes. Todo sirve para favorecer la construcción de una literatura que es pura atmósfera. El paisaje propuesto (un hotel de pesadilla), los personajes que pululan por él (seres paradójicos con heridas a rastras) o las informaciones políticamente incorrectas que van apareciendo en los contextos que suceden dentro del argumento, encaminan al lector hacia una pesadilla que es toda ella congoja, rabia y un grito (feroz, demoledor) contra situaciones actuales que priman en los contornos de nuestros intentos de supervivencia y que nos llevan a creencias falaces sobre el placer, las emociones o el abuso del cuerpo. Existimos (igual vegetamos) en estados permanentes de locura, soportando legados familiares tétricos, conviviendo en un desorden identitario. Y, sin embargo, detrás de todas esas oscuridades, siempre hay resquicios para la ternura y la esperanza (o eso al menos percibo yo en el final de esta novela). Nos ahogamos en mares extraños, pero nadamos a contracorriente y respiramos finalmente. Así, el alegato subyacente de Fernando García Lao es una invocación política y también inspirada, pues la narrativa de esta escritora es puro lirismo en mitad de fantasías más verosímiles de lo que estamos dispuestos a creer.




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