Segunda vez que me la trago entera. Y esto opiné de ella en su momento (y ahora he añadido algunos párrafos, pero manteniendo mi euforia de la primera vez):
Protagonizada por un personaje femenino potentísimo y adorable (de tan humanamente contradictorio), además de irreverente, malhablado, cínico, irónico, adicto al sexo y que le habla al espectador -cara a cara- en descacharrantes situaciones, “FLEABAG” es también una festiva galería de personajes secundarios que pululan alrededor de la protagonista y una comedia inteligentísima que juega a contar muchas cosas sobre cosas bastante serias. Cuando te vienes a dar cuenta, tus risas se han congelado y estalla la tragedia, que es lo que se masca en todas y cada una de las situaciones que se describen. Tan conmovedora (en el buen sentido) e hilarante, que la ves mientras se tambalean tus prejuicios y tus zonas de confort. A lágrima viva (carcajadas continuas) la he visto en determinados momentos por las pullas de sus diálogos y las situaciones que suceden delante de tus ojos.
Qué gusto cuando te cuentan la vida real (ay, qué difícil y cuánto nos cuesta madurar) de manera verídica y divertida (muchos dramas, una vez pasados y asimilados o reconocidos y aceptados, ¿no son esa parte sonrojante de nuestras vidas de la que por fin nos hemos despojado?).
Hay muchas cosas buenas en esta serie: los guiones son guionazos, los diálogos están construidos de manera soberbia y son tan lacerantes como agudos y satíricos, los actores (con una protagonista impresionante) están TODOS para premio, el ritmo no decae jamás y hay capítulos que son antológicos en sí mismos, pequeñas obras maestras dentro de un conjunto enorme. Nos cuentan historias poco previsibles, que también se agradece, y eso que habla de temas universales.
Es una apuesta televisiva que contiene inteligencia allá por donde sea que la analices y nos regala, por si fuera poco, inmoralidades, desenfrenos, narcisismos, voluptuosidades y hasta lujurias varias. En definitiva: aquí dentro te encuentras todo eso que resulta absurdo, pero que, al mismo tiempo, habita en nuestras cotidianidades.
Altamente recomendable. Y cada capítulo, además, se ve en el tiempo que te comes un helado de tres bolas de chocolate con nata montada por los alrededores.
Porfa, Salva, ¿en qué plataforma?