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  • salva-robles

"FLEISHMAN ESTÁ EN APUROS" (miniserie, 8 episodios)






Esta apuesta televisiva (basada, al parecer, en un libro de bastante éxito que no he leído) es un guantazo a mano vuelta a la consciencia del espectador que ha llegado a los 40 o los pasó hace tiempo (más bien a su inconsciente: todos sabemos lo que nos cuesta mirarnos de verdad en el espejo).

Vale, la miniserie es muy americana y sus personajes perfectos arquetipos de ese americano de clase media acomodada, pero no es la primera vez que estos estadounidenses prototipo nos sirven de reflejo y nos cuentan algo universal que nos pasa a todos, aunque no queramos reconocerlo. Y ese algo es EL DESENCANTO de la mediana edad. Aquí dentro tenemos a un matrimonio heterosexual que acaba de romper su relación y todo está, de pronto, manga por hombro, descolocado, en ebullición y a punto del estallido nuclear dentro de los ámbitos neuronales y psicológicos de dos seres humanos que, en un pis pas, comprenden que los sueños no existen y que la vida no es una comedia romántica con final feliz. La vida es (¡pumba!) una mierda y te da (¡pumba, pumba!) zarpazos a puñetazo limpio por todos lados. O sea, que lo que nos habían contado sobre el paraíso en la Tierra, no existe y es sólo una neurosis mental tuya. Y, por si fuera poco, resulta que esa persona con la que has compartido cama unos cuantos años es una completa desconocida que te ha dicho durante esos mismos años (igual no te lo decía siquiera, aunque tú así lo querías entender) que te quería y tal y, en un segundo, te odia o no te soporta. O pasa que sí te quería, pero no ha sabido hacerlo porque ha estado más preocupada en sus egotismos variados y a ti te ha estado utilizando para todo aquello que a su egocentrismo le convenía.

Esto sería básicamente de lo que va la miniserie. Y, por si fuera poco, lo hace con un guion bastante bueno que toca temas morrocotudos (sí, de esos que nos escuecen cuando nos los refriegan en nuestros morros), con una puesta en escena bien hilvanada y mucha gracia estética (es una muy buena producción televisiva que cuida todos los detalles, tanto visuales como narrativos) y que nos regala una galería de personajes en crisis que están muy bien construidos para cumplir las funciones concretas (con trucos que ya conocemos, pero que no nos molestan porque funcionan para lo que deben funcionar). Y, encima, están bien interpretados por un grupo de actores que están perfectos.

Sí, merece la pena verla. Es entretenida y no cuenta una chorrada inane. Tiene diálogos cojonudos que son dardos envenenados hacia nuestras zonas de confort. La mordacidad (pasada por el filtro del buenrollismo americano, of course) de lo que sucede y se dicen o piensan los personajes -con una maravillosa voz en off que parece actuar de conciencia de todos nosotros - está pasada por el filtro de la comedia ligera y así todo resulta más soportable, aunque te estén punzando todo el rato y recordando que, si no te ha pasado todavía (seguramente sí te ha pasado o te está pasando), te va a pasar en cualquier instante. Crecer y madurar (es un decir esto de madurar) es lo que tiene: te pone delante la verdad verdadera: que vivir no es sino ir sorteando desencantos, unos detrás de otros, y que para sobrellevarlos no hay trucos ni existe una barita mágica. Eres tú, y sólo tú, quien tiene que lidiar con la realidad. Que no es poco esto, oigan: respirar es siempre, aunque sea en mitad de los tsunamis, UN TRIUNFO nuestro.

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