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"FUEGO" (Francia, 2022), de Claire Denis


Tenía muchas ganas de verla. Aquí dentro está el monstruo de la interpretación que es Juliette Binoche, una actriz que admiro, que idolatro, que siempre siempre siempre me saca el aplauso cuando empiezan los títulos de crédito del final. A su lado, esta vez tiene a otro actor francés que lleva unos años regalándonos trabajos inmensos también, el genial Vincent Lindon. Y es verdad que ambos están espléndidos en "FUEGO", pero un pelín (sólo un pelín) por debajo de lo que nos tienen acostumbrados. No es culpa de ellos, el guion falla en algunos aspectos y poco pueden hacer los intérpretes, que salvan la película sin duda.

Claire Denis lo intenta, no es mala directora. Sabe dotar de atmósferas e incógnitas a sus películas. El problema aquí es un guion errático, con un tema central potente que se pierde en muchas ocasiones, que se tambalea en escenas ambiguas o que tiene tramas innecesarias o argumentos secundarios (el del hijo de Lindon, por ejemplo) que alargan la película y no aportan nada al verdadero motivo que se nos intenta contar. Además de que se nos narra un amor triangular y el tercer vértice es un personaje desdibujado, demasiado plano y que no aporta lo que la historia estaba demandando.

Con todo, la película tiene un tramo final espléndido en el que Binoche y Lindon vomitan miradas y diálogos en escenas que parecen diseñadas por Ingmar Bergman y donde el dolor visceral e incontrolado asoma por todas las esquinas, regalándonos los dos actores toneladas de cine hermoso, de insoportable dureza. Esas discusiones matrimoniales, en la que los dardos envenenados cortan el aire, son lo mejor de una película que ha llegado a este gran tramo final dando tumbos y, por tanto, el espectador que yo he sido estaba desilusionado cuando estalla la hermosa (por verosímil y potente) tormenta humana dentro de los corazones de sus personajes.

Hay un estilo visual atractivo, entiendo que la directora haya querido poner a fuego lento la llama emocional que hay dentro del corazón del personaje de Binoche, una llama del pasado que no se había apagado en el presente y que, de pronto, toma fuerza de nuevo, tan inesperada como inevitablemente. Sin embargo, el trayecto hacia esa reverberación está repleto de los obstáculos que menciono al principio de mi reseña y que aportan demasiada dispersión, un desorden narrativo que desconcierta, que no ayuda mucho y que me ha sacado de la película en algunos momentos. Pero no pasa nada porque termino la función aplaudiendo a dos actores entregados, sintiendo empatía por ambos ya que comprendo los celos fundados de uno y la inevitabilidad emocional doble de la otra, que los lleva al mismo punto: el dolor, un dolor injusto del que ninguno es culpable.


CALIFICACIÓN: 7'25

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