Si la analizamos desde el punto de vista social, es una serie necesaria y potente. El adjetivo “necesaria” me lo dijo una amiga nada más verla y yo no puedo estar más de acuerdo. Pero si la analizamos desde el punto de vista artístico, la miniserie tiene varios peros que logran que la propuesta no alcance la excelencia, aunque se queda en un notable bien decente.
Aquí dentro hay un muy buen retrato de una realidad concreta. Por desgracia, más frecuente de lo que se imaginan los que han tenido la suerte de no padecer algo así. Es una serie en favor y a favor del feminismo combatiente en el sentido justo de la palabra “combate”: es cierto, hay que batallar contra estas situaciones, no callarse y enfrentarse a quien haga falta para lograr que desaparezcan estos machismos o estas situaciones provocadas por la admitida hegemonía patriarcal ya de una vez. Es difícil, pero eso no debe amedrentar a nadie, a ninguna mujer, que es lo que narra la miniserie (que describe la vida de 4 mujeres que sufren las consecuencias de la invasión de sus intimidades desde distintos ángulos). ¿Qué ocurre cuando la intimidad de una persona se convierte en la comidilla de todo el mundo? Nos puede pasar a cualquiera y más en el siglo XXI, que es el de la era de la hipercomunicación, época en la que tan expuestos estamos. La serie afirma que le pasa más a las mujeres que a los hombres y es aquí donde quizá cojee un poco, ya que muestra una realidad sólo desde un único punto de vista: el femenino, dejando a los hombres a la altura del betún. A todos, parece querer contar la serie. (Conste que afirmar esto me da un poco de miedo, porque enseguida que un hombre opina hoy día nos saltan a la yugular. Espero que se me entienda: la serie cuenta UNA historia concreta, no UNA historia universal y me parece bien. Pero construye a todos (TODOS) los personajes masculinos en plan cliché: son personajes monocordes, unidimensionales y, por supuesto, machistas casi todos ellos. Y, por el contrario, los personajes femeninos (TODOS) están super bien tratados, muy bien representados y genialmente escritos en profundidades varias y hasta delicadas y finísimas en realidad y verismo. Algo que me parece peligroso porque hoy el pecado está siempre en las generalizaciones y esto conlleva malentendidos y tergiversaciones que nos regalan aún más separación en el camino de la ansiada -y necesaria- igualdad). Es sólo una opinión que me asalta viendo la serie. Algo que no me impide disfrutarla de principio a fin, por cierto, y valorarla en los intentos y logros que me cuenta. Pero me descoloca esa tremenda ambivalencia en los retratos femeninos y masculinos. Y eso hace que la perciba como una miniserie a medias. Aunque también entiendo que esto va de 4 mujeres concretas y aquí hay un acierto enorme en la escritura de estos hermosos personajes (interpretados por unas actrices inmensas, perfectas, que nos regalan unos trabajos portentosos. A la cabeza de todas ellas, una descomunal Patricia López Arnáiz: qué actriz, uf).
Hay ritmo, hay intriga bien organizada, hay una gran puesta en escena que aprovecha como micromundo muy especial un Bilbao nunca mejor fotografiado. Hay buenas dosis de escenas logradísimas en planificación y resultados poderosos y pujantes. Aunque el guion muchas veces caiga en compartimentos estancos, en contextos y circunstancias ajados y ya vistos demasiadas veces. Incluso hay reiteración innecesaria de algunas escenas.
Nada de lo malo importa si nos quedamos con las intenciones loables de esta apuesta televisiva (una apuesta que sobrepasa en calidad y beneficios sociales a muchísimas series americanas producidas por grandes estrellas de Hollywood que se quedan en globos hinchados de puro vacío y nadería). Y hay que quedarse con esas buenísimas miras y propósitos. Hay que regodearse como espectador en las maneras tan estupendas de mostrar las emociones y evolución de unos personajes femeninos la mar de bien diseñados; hay que aplaudir las intenciones críticas sobre estos delitos crueles que pueden destruir por completo a un ser humano. Es una serie asertiva, que defiende de manera firme su objetivo fustigador y examinador de una realidad concreta. Es una serie, finalmente, NECESARIA. Y aquí vuelvo a acordarme de mi amiga, que me la definió de esta manera con tan buen criterio y tino. Y, además, entretiene (y mucho).
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