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“LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA” (España, 2022), de Fernando Franco


Este director se arroja por un precipicio cada vez que hace una película. Sus dos obras anteriores (“LA HERIDA” y “MORIR”) eran trabajos magníficos y con esta tercera película vuelve a tocarnos la conciencia, los sentimientos y las emociones más escondidas que tenemos. “LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA” es una película valiente y parece mentira que esto tenga que ser así, pero lo es porque habla de un tema (la sexualidad en las personas discapacitadas) que nos parece tabú, queramos o no reconocerlo y Franco se mete de lleno en él con naturalidad y una apabullante sencillez estilística que me ha conmovido hasta el tuétano.

Hay detrás de esta obra un guion meticuloso, que arriesga en plantear subtextos y en la manera en la que los muestra. Logra perturbarnos con una simplicidad pasmosa y lo consigue porque sabe tocar donde nos incomoda y porque conoce que la verdad es siempre la mejor terapia para superar nuestras barreras y prejuicios mentales. El resultado final es una película tan humana como dolorosa, que nos hinca el cuchillo en nuestras entrañas todo el rato y que se hace gigante en eso de no juzgar a sus tres personajes centrales: el chico discapacitado, la universitaria que se ofrece para ayudarlo y la madre del chico que acepta la realidad sin plantearse agotadoras sesiones de culpabilidad o convencionalismos inanes.

Esta película resulta que también tiene magia por otras partes: su sentido del humor (sutil, casi etéreo) ayuda (mucho) a limpiar nuestras incomodidades viéndola; luego están las dos actrices y el actor regalando interpretaciones depuradas, delicadísimas y tan naturales (grande Emma Suárez -como siempre- y enormes los desconocidos debutantes Telmo Irureta y Valeria Sorolla). Añádase una catarata de perturbaciones que la película remueve, pero poniendo siempre comprensión y finura, nunca morbo o escabrosidad y sí muchas escenas salubres y plagadas de ternura que normativizan esa verdad retratada.

En esta oda a la franqueza que es “LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA” hay, además de un divino salto al vacío como obra artística osada, un retrato intimista que resalta por su pulcritud y sinceridad y por tratar al espectador como adulto, pues este se encuentra una película discreta, casi como si naciera callada aunque grite tantas cosas sin apenas alzar la voz, y una película que habla no sólo sobre sexo en circunstancias especiales, sino también de afrontar nuestros complejos y de superar etapas vitales que nos encaminan, ineludiblemente, hacia la madurez.


CALIFICACIÓN: 8'75

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