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“LA EMPERATRIZ REBELDE” (Austria, 2022), de Marie Kreutzer

Actualizado: 4 dic 2022



Esta es una de esas películas para disfrutarlas en varios sentidos. De esas que se te clavan en las retinas para siempre. No sé si es una obra maestra, seguramente no lo sea, pero qué importa esto porque en cualquier caso es una película notabilísima y valiente y de una belleza tan extraña como cautivadora.

Lo que sí tiene de “diferente” y “única” es su manera de contarnos la psique de un personaje icónico que todos conocemos: Beatriz de Austria, más conocida como Sissi Emperatriz. Las películas (más ñoñas no podían ser) de los años 50 que protagonizó Romy Schneider convirtieron a este personaje histórico en un icono universal. Pues bien, aquí la directora y guionista Marie Kreutzer se encarga de desmitificar el icono y nos regala una ambivalente, subterránea y explosiva imagen bien distinta de Sissi. La película nos hace una vivisección psicológica de una mujer entrada en los 40, que está bien harta del lugar que le han dicho que le corresponde representar y que comienza a rebelarse poco a poco en las cotidianidades y vicisitudes que le toca protagonizar en el día a día, aunque la película la retrata casi siempre en la intimidad, donde ella explora ese deseo de ser libre y donde estalla su hartazgo ante una sociedad encorsetada que la oprime y estrangula a diario.

La irreverencia se convierte en la principal arma estilística para reventar todos los tópicos del clásico biopic cinematográfico. Aquí dentro no dudamos de algunas referencias que aportan correlaciones con obras kubrickianas o con la “MARÍA ANTONIETA” de Sofia Coppola, sobre todo en sus anacronismos desvergonzados. Pero aunque se perciban esas alusiones y semejanzas, la película de Kreutzer se engrandece por sí misma ya que tiene espíritu propio e idiosincrasia a borbotones. Por ejemplo: en el bello uso de los encuadres, en la fotografía, en el diseño de vestuario y decorados y en la banda sonora, que rozan la exquisitez y que le dan una personalidad única a una película que crece cuanto más inclemente, árida y dura se muestra. Y así, nos regala, de paso y fundamentalmente, una pertinente, certera y audaz crítica (muy reconcentrada y reivindicativa, pero sin panfleto) sobre las obligaciones, compromisos y responsabilidades encorsetados a los que han estado sometidas las mujeres durante toda la existencia.

La película nos regala imágenes que buscan la perdurabilidad, la belleza pertinente y que aporta significados a lo que se narra para engrandecer el relato que hay tras esas imágenes. Y, además, esas representaciones pictóricas de las escenas contribuyen a crear un ambiente atmosférico que, poco a poco, va impregnándolo todo de una extrañeza pasmosa y de una aspereza de fecunda realización, que acaba humedeciendo el espíritu mental del espectador entregado en el que la película me convierte.

La película necesitaba un rostro especial y una actriz capacitada para transmitir en gestos y miradas la ferocidad interior de un alma atormentada y frenética. Además, el personaje central corre el riesgo todo el rato de convertirse en algo antipático y poco lisonjero. Pero la directora ha encontrado a la actriz adecuada para que la protagonista nos resulte querida y, sobre todo, percibida, comprendida y captada en toda su esencia como individuo particular. Y en esta película hay un trabajo brillante, descomunal, inolvidable de una Vicky Krieps estoica y perversamente bella. Nada sería igual sin ella en esta película abracadabrante y tan stendhaliana.

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