Año: 2014
Páginas: 268
Género: novela
De la literatura estadounidense actual, Cunningham se está convirtiendo en uno de los grandes. De estilo intimista, con una prosa reflexiva que no gusta a todos (a mí me gusta cada vez más), de sofisticadas frases que llegan a lo artificioso sin que ello moleste (por lo menos a mí no), la(s) historia(s) que se narra(n) en esta novela van calando lentamente mientras los personajes que la pueblan se van desnudando con una veracidad que nunca chirría y que atrapa al lector que desea entenderlos sin prejuicios. Todos ellos me parecen personajes magníficos, bien trazados; pero se llevan la palma los dos hermanos protagonistas: Barret y Tyler, que componen una lujosa pareja discordante pero complementaria.
Mientras la prosa fluye, la nieve cae y lo cubre todo (un elemento fantástico dentro de una trama realista). Y sucede que una noche uno de los hermanos ve una luz. Y esa luz celestial le hace sentir que a partir de ese momento la vida (la suya y la de quienes le rodean) comienza con un nuevo impulso. La luz sería como la duda de Hamlet: saber le da esperanzas y al mismo tiempo acrecienta sus interrogaciones. La extrañeza de la situación va pareja a un mosaico de descripciones de la vida íntima de los personajes, que respiran a veces con esfuerzo y otras con esperanza, aunque siempre preguntándose por el sentido de todo y dando pasos entre los acaso y los ojalá. Grandes personajes, estupendos comparsas en una historia con encanto que hace una relectura del célebre cuento de Hans Christian Andersen (allí, dos hermanos combaten por subsistir unidos pese a los malos propósitos de la reina). Barret y Tyler personifican la inmadurez: no se han separado nunca, luego no han sabido estar capacitados para guiar sus vidas por sí mismos. Seres inmóviles, incapaces, tan bloqueados como la nieve que los atrapa. ¡Ay, ese sofá viejo del que no quieren desprenderse!
La estructura novelística está dividida en 5 partes: cada parte narra un momento determinante que, al mismo tiempo, sirve para ver la evolución (tan atascada como obstruida) de los dos protagonistas y de la sociedad americana (qué desesperanzadora es la reelección de George Bush, el más infame presidente de la historia estadounidense y qué aires de renovadora esperanza traen los vientos de Obama). Aquí, Cunningham está extraordinario: traza de manera sutil el dibujo del hombre de principios del siglo XXI, ése que somos todos nosotros. El hombre de mediana edad que sigue soltero por más que intenta alcanzar el amor, que tiene miedos y duda de todo, que persigue el éxito pero que se pregunta al mismo tiempo qué es el éxito. El hombre, en definitiva, que no quiere ni sabe estar solo. Y que, además, todavía sigue creyendo en los milagros.
“LA REINA DE LAS NIEVES” es una novela seria, reveladora. Preciosa y precisa. Necesaria y estimulante. Es la novela de un escritor que camina con paso firme. ¡Qué chapuzón de gusto me he dado!