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"LA VEGETARIANA", de Han Kang


“LA VEGETARIANA”, de Han Kang

AÑO: 2007

PÁGINAS: 240

GÉNERO: novela

 

¿Qué nos pasa a los lectores cuando abrimos un libro y este comienza a removernos, a inquietarnos, a abrirnos mucho los ojos, a sacudirnos la conciencia y el intelecto y hasta nuestras convicciones? ¿Qué sentimos cuando una especie de quimera literaria nos cuestiona nuestra labor lectora de tantos y tantos años? Ante un libro como este y una autora como esta (las intuiciones comienzan a saltarle a uno así como chisporroteadas por todas partes), el lector que soy pone en consciencia que llevo toda la vida leyendo, buceando entre libros y escritores, entre librerías y bibliotecas, para toparme de vez en cuando con una literatura diferente y que, sin embargo, me habla de lo que siempre persigo al abrir un libro: del ser humano. Con esta novela y con mi debut ante esta autora he sentido esa magia. Que sí, que es muy pronto para tanto entusiasmo, ¿verdad? ¿Y qué? ¿Qué pasa por expresar lo que me ha provocado leerla? Mi gusto no es infalible, pero es mi gusto. No pretendo convencer, solo mostrar una experiencia lectora.

“LA VEGETARIANA” tiene una prosa que, si la analizamos en su capa más externa, tendríamos que decir que es directa, sencilla, no hay en esa superficie meandros sintácticos ni apología del léxico rebuscado. Se lee cómoda, en resumen. Pero esa sencillez (que siempre admiro en ciertos escritores porque no es fácil lograrla) es solo aparente, claro está. Debajo de esa superficie cristalina comienzan enseguida a estallar las municiones y nos topamos con una interioridad narrativa repleta de significados. De hecho, creo muy sinceramente que lo que hay dentro de esta novela es literatura figurada y alegórica, con un retoricismo que va más allá de lo banal y que universaliza temas y situaciones concretas para hablar con hondura del mundo, del ser humano en el ahora. Es ese tipo de literatura que sabe crear universo nuevo y que indaga en el proceso creativo para enunciar cuestionamientos sin la necesidad de encontrar las refutaciones o respuestas.

“LA VEGETARIANA” cuenta una historia estomacal, de esas que nos hacen tiritar con emociones variadas, todas ellas inquietantes y siempre muy apegadas a la realidad del hoy, de ese mundo que hemos construido y que madura individuos vulnerables manipulados por un sistema que los acaba ahogando. Poque nos ahogamos, oigan. A ver cuándo, por fin, nos percatamos de que nos violentan por todas partes y a todas horas, de que somos sujetos-máquinas que nos movemos en relaciones interpersonales dentro de las cuales nos quebrantan y vulneran. Y la protagonista de esta novela es símbolo claro de ello. Y encima es mujer, con lo cual multiplica su ahogamiento por culpa de un sistema social que la rechaza como ser inferior en una cultura oriental mimetizada en el patriarcado más intenso e incrustado históricamente.

Pero entremos en la novela directamente, en sus mecanismos internos que la convierten, también, en obra distintiva y particular, en novela brillante:

·       Tiene personajes maravillosos, no sólo el de la protagonista (que es para mí y desde ya uno de los entes de ficción más inmensos que me he topado), sino y, sobre todo, el de esas tres voces, tres perspectivas diferentes (marido, cuñado y hermana), que tienen entidad propia y, a la vez, nos sirven para completar el diseño de la protagonista (que casi nunca habla, sólo alguna vez contando sus pesadillas nocturnas). Para mí es un hallazgo que el personaje central no tenga voz y, sin embargo, tenga tanta fuerza y se convierta en magnético (y sugestivo) grito generacional y universal. Una mujer descrita como anodina y sumisa y que acabará siendo símbolo pertinente de rebeldía y libertad. A un precio muy alto, claro.

·       El estilo literario (del que hablé más arriba) aparenta sencillez, sí, pero se convierte a medida que pasas las páginas en una prosa sugestiva, de un lirismo ultra sensible que se expande como una melodía apacible solo en apariencia porque, y esto igual no todo el mundo lo soporta, enseguida nos empapa una fisicidad rotunda pues en la novela comienzan a narrarse situaciones angustiosas, abusivas, enrarecidas y asfixiantes, que provocan en el lector emociones fuertes, controvertidas e inquietantes. Es de esas historias que lo remueven TODO dentro de uno. Y que te calan en la conciencia y te humedecen los ojos. Avisados están ustedes.

En definitiva, agradezco de nuevo que un premio Nobel me descubra (no siempre lo hace o casi nunca lo consigue) a una autora que me llena el deleite lector, que me lo embadurna y completa de exquisiteces y sensaciones. Que me congratula con el mundo porque me lo redescubre con valentía y sin moderaciones. Y que me reinventa mis impaciencias lectoras. Ahora mismo es una intuición, claro está, pero esas intuiciones no me fallaron antes ni con Coetzee, ni Ernaux, ni con Fosse o Saramago. Ahí lo dejo.

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Inmaculada Martos
14 oct.

Lo leeré, sin dudarlo. Gracias!

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