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  • salva-robles

"LA VIDA ESTÁ EN OTRA PARTE", de Milan Kundera


AÑO: 1973

PÁGINAS: 301

GÉNERO: novela


Kundera, de nuevo, vuelve a patalearme las entrañas, a jugar conmigo como lector. Y, encima, en esta el protagonista es un poeta. Y la poesía me toca muy de cerca, me embriaga y me asusta creativamente hablando a partes iguales.

La historia tiene dos magníficos personajes. De esos que no vas a olvidar fácilmente (bueno, yo estoy bastante seguro de que no voy a olvidarlos). Un hijo y una madre. Una madre que comienza de protagonista casi exclusiva y que a lo largo de la narración irá dejando que el hijo se vaya apoderando de casi todos los hilos argumentales. Sin embargo, la sombra de esa madre jamás abandona al hijo. Madre obsesiva, castradora, madre a odiar, repulsiva…pero Kundera la muestra con tal intensidad que acabas comprendiéndola sin justificarla. O quizás sí que la he justificado, pero no me atrevo a reconocerlo. El hijo, auténtico héroe de la novela, no sólo crece con su complejo de Edipo a cuestas, sino que le va a tocar tener que simbolizar la tragedia común de la existencia del hombre contemporáneo. Un héroe con claroscuros, tan obsesivo y repulsivo como su madre, y, al mismo tiempo, un joven que se debate entre sus propios traumas internos causados por esa educación castradora y su afán por escaparse de esa cárcel materna apoyándose en sus patéticas relaciones con las mujeres con las que se relaciona desde la obsesión más deleznable y autodestructiva.

No obstante, la novela (hablamos de Kundera y por ello nadie ha de sorprenderse) no sólo se queda en relatar esta relación materno-filial y sus consecuencias. Jaromil, el joven poeta protagonista, va a ser bandera también del héroe al que le toca sufrir las consecuencias de la política irracional. Y para ello, el personaje pondrá su talento al servicio de un régimen comunista confundiendo (por narcisismo) lo utópico con la realidad. Y es aquí donde Kundera se hace inmenso y donde, casi en silencio (como si la historia que narra fuera otra cosa y a la vez su reverso), el escritor desnuda con una voz sólida (de las más sólidas del panorama literario de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI) su corpus temático y hasta obsesivo (en sentido creativo, claro): una crítica tan inteligente como descomunal del desastre espiritual en el que se ve ahogada la sociedad que vive el yugo de los fascismos totalitarios.

Y añadamos a todo lo que estoy diciendo la metaliteratura: porque la poesía es la tercera y gran protagonista de esta historia. La novela se respalda en la ambición de responder a varias preguntas: qué es tener actitud lírica, qué suponen los jóvenes para la poesía, qué sale del matrimonio entre poesía/revolución/juventud, y, finalmente, la pregunta que yo creo que engloba a todas las demás: ¿Qué es ser poeta?

La primera mitad de esta novela (150 páginas) es la más asequible: es la parte que te atrapa, que te emociona; la segunda mitad (las otras 150 páginas), se complica y como lector debes hacer un esfuerzo de comprensión más alto. La degustas más lentamente, pero terminas recompensado como lector.

Soy ferviente admirador de Kundera. Desde mi más temprana adolescencia, cuando yo no entendía a este escritor y, sin embargo, no podía evitar devorarlo página a página. El autor checoslovaco es un referente en mis lecturas. Con “LA VIDA ESTÁ EN OTRA PARTE” vuelvo a quedar embriagado.

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