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LAS 20 PELÍCULAS QUE MÁS ME HAN GUSTADO DE TODAS LAS QUE HE VISTO EN 2021

Actualizado: 8 ene 2022



En orden alfabético, son las siguientes:


1. “ANNETTE” (Francia, 2021), de Leos Carax

Por su clara intención de crear novedad en el género musical y por contarme una historia amorosa confusa de gran belleza. Y aunque sea desequilibrada, es una obra maestra en su excentricidad.


2. “ASAKO I Y II” (Japón, 2018), de Ryûsuke Hamaguchi

Por contar de manera singular un amor adolescente que habla de memoria y de quebranto o desgaste en el camino hacia la pérdida que es toda relación sentimental.


3. “CORPUS CHRISTI” (Polonia, 2019), de Jan Komasa

Por contarme con un hiperrealismo hipnotizador las tergiversaciones y rodeos de la fe, mientras me perturba y emociona por culpa de una humanidad ambigua que se aleja bastante del mentiroso cine religioso actual.


4. “CRÓNICA FAMILIAR” (Italia, 1962), de Valerio Zurlini

Por retratar, como pocas veces ha hecho el cine, la melancolía o la añoranza. De esas películas desesperanzadas y perturbadoras, cuya puesta en escena me recordó mucho a las propuestas por Dreyer. Dureza y ternura se dan la mano en una perfecta simbiosis de cine reflexivo y doloroso.


5. “EL BAILE DE OTOÑO” (Estonia, 2007), de Veiko Õunpuu

Por ser uno de esos lúcidos retratos colectivos sobre la soledad que a veces el buen cine nos regala. Película hermosa en su frialdad, dolorosa en su manera de radiografiar nuestros aislamientos internos y nuestra psique herida por culpa de la falta de afecto y pasiones.


6. “EL NIDO” (España, 1980), de Jaime de Armiñán

Por ser una precisa e interesantísima representación del costumbrismo repleto de ofuscaciones y cegueras sociales y porque su historia de amor inconveniente (a ojos del puritanismo) está contada con una maravillosa neutralidad.


7. “EL PADRE” (Reino Unido, 2020), de Florian Zeller

Por ser una de las películas más inteligentes en planteamiento, nudo y resultados gracias a un guion soberbio en capas y narratividad distorsionada y por regalarme una de las mejores interpretaciones de un actor que yo he visto en mi vida cinéfila.


8. “EL PODER DEL PERRO” (Australia, 2021), de Jane Campion

Por su aspereza, por su sutil manera de contarlo todo, por reinventar el western y dotarlo de mirada angular, por la inteligencia de su puesta en escena y por el trabajo actoral delicadísimo e inmenso de todo su reparto.


9. “FIRST COW” (EE.UU., 2019), de Kelly Reichardt

Por su minimalismo y por lograr un western anti-western que se engrandece por la multiplicidad de capas que muestra su sencillez (sólo aparente) estilística y su competencia y predisposición para conmover en cada secuencia al contar una relación de amistad precisa y preciosa.


10. “FUE LA MANO DE DIOS” (Italia, 2021), de Paolo Sorrentino

Por regalarnos un homenaje felliniano de primer orden y conmovernos con risas y lágrimas en escenas esperpénticas o naturalistas que destilan un delicado drama doméstico y entrañable.


11. “HAPPY HOURS” (Japón, 2015), de Ryûsuke Hamaguchi

Pese a que dura algo más de cinco horas, es una penetrante y maravillosa radiografía de la mujer treintañera del Japón contemporáneo. Todo es bueno en ella, pero lo mejor es, sin duda, la sencillez con la que observa y su capacidad de evocar la vida interior de sus personajes.


12. “LAS COSAS QUE DECIMOS, LAS COSAS QUE HACEMOS” (Francia, 2020), de Emmanuel Mouret

Soy de los que adora el cine de Eric Rohmer, Arnaud Desplechin y Philippe Garrel. Y como esta película es una mezcla de los tres, la amo sin duda porque me hizo pasar casi dos horas de auténtica delicia gracias a sus juegos dialécticos, sus paradojas y sus situaciones resueltas sin sentencias o prejuicios.


13. “LAS NIÑAS” (España, 2020), de Pilar Palomero

Por su modestia a la hora de contar (y emocionar mucho) todo eso que nos condiciona por determinismo y educación y por culpa de las mentiras que nuestra memoria construye en esto de la supervivencia.


14. “LAS SEÑORITAS DE ROCHEFORT” (Francia, 1967), de Jacques Demy

Por ser cine libre, por su encanto, por su alegría y por sus colores. Y porque me regaló esa sonrisa con la que estuve viéndola desde el minuto uno hasta el último.


15. “LOVE EXPOSURE”, (Japón, 2008), de Sion Sono

Por ser una de las películas más grandiosamente caóticas y gamberras que he visto en mi vida. Tan tormentosa y enérgica como divertida y extravagante.


16. “MAIXABEL” (España, 2021), de Icíar Bollaín

Por apostar por el riesgo y contarlo con la sencillez de una cámara dispuesta a regalarnos emoción auténtica y profundidad sin panfleto sobre un tema delicado. Y por Blanca Portillo, que está inmensa e insuperable.


17. “NOMADLAND” (EE.UU., 2020), de Chloé Zhao

Por contar un modo de vida y convertirlo en belleza existencial. Por contar una odisea personal con sensibilidad y altas dosis de verdad. Por esa actriz inconmensurable que me hace amar el cine aún más.


18. “POROROCA” (Rumanía, 2017), de Constantin Popescu

Por ser un implacable viaje al abismo del desliz y de la culpa. Por su contundencia temática y estilística. Por su turbadora reproducción del vacío.


19. “SIEMPRE ESTOY SOLA” (Reino Unido, 1964), de Jack Clayton

Por el impresionante retrato femenino que atesora esta película valiente y adelantada a su tiempo, que toca temas como el divorcio, la infidelidad, el machismo, la salud mental o el aborto cuando el cine no se atrevía a tanto. Por su trabajo de dirección espléndido y una interpretación de Anne Bancroft estupendísima.


20. “SÓLO LAS BESTIAS” (Francia, 2019), de Dominik Moll

Por atesorar dentro una de las historias que más me han inquietado y contarla en forma de thriller con puzzle incluido. Fondo y forma se dan la mano para vomitar densidad y mucho desasosiego.

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