De entre todas las nominadas este año a los Goya a la Mejor Película era la apuesta más humilde y, sin embargo, toda ella hace de esa humildad un trabajo cinematográfico de altura. Sorprende que sea una primera obra de su directora, que muestra una solvencia narrativa de primer orden con la cámara. El guion, que también es suyo, es de una sutileza gigantesca: habla de muchos temas que nos sitúan ante un espejo que nos muestra la sociedad enferma que protagonizamos.
Hay, no obstante, un tema central sobre el que giran los demás y está mostrado también con una astucia desbordante sin que apenas se le note, pero que cala poco a poco en un espectador que comprende que esto no iba sólo sobre la adolescencia. Este tema es el de los privilegios de clase y se expone con tanta delicadeza que termina desbordando su pulcritud, su cero manierismo, su clarísima desnudez pues “LIBERTAD” es una película alejada de todo manierismo o truco efectista.
La cámara recoge imágenes muy simbólicas, que comienzan por la luz y los sonidos y que nos abruma creando un micromundo que es purísima percepción. Pero también capta, a través de miradas y silencios cargados de trama narrativa, el interior de los personajes, la atmósfera irrespirable que generan las frustraciones o los desencantos de los adultos y cómo todo eso es observado con desesperanza y desaliento por dos adolescentes que empiezan a vivir y que se encuentran asfixiadas por su entorno. Y, sin embargo, nunca el espectador percibe lo que ve y lo que comprende con tremendismo porque la gracia de esta película es siempre, minuto a minuto, la delicadeza.
Es una película que se propone varios desafíos. Y su directora y guionista los supera con creces y hasta con maestría. Y nos regala, también y por si fuera poco, un trabajo coral de un grupo de actrices en perpetuo estado de magia interpretativa, tanto las experimentadas como las novatas, que nos obsequian con uno de esos trabajos actorales que uno no va a olvidar nunca.
Cuánto jugo (o miga) se le puede extraer a esta, para mí, hermosa película. Da para varios debates. Para que luego digan que el cine español es monocorde, aburrido, repetitivo o idiota. Aquí dentro hay una catarata de inteligencia. Bravo.
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