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LOS 10 MEJORES LIBROS DE RELATOS QUE HE LEÍDO EN 2020


En orden alfabético:


1.- “AGUA DURA”, de Sergi Bellver.

Escritos con una prosa radiante y trabajadísima, los relatos tienen como nexo común a personajes que viven una situación excepcional o límite para hablar todos ellos de recuerdos (ay, la memoria), divergencias y confusiones, que en realidad no es sino hablar de nuestros miedos y heridas. En todos ellos pulula la metáfora que el lector debe desentrañar a través de una prosa que parece que disecciona sus intestinos narrativos.


2.- “EL ARTE DE LLEVAR GABARDINA”, de Sergi Pàmies.

Retratar el instante de manera lúdica (a veces con mucho humor) es la premisa de estos relatos. En todos ellos, la realidad y la autoficción parecen ir de la mano en un juego de literatura aparentemente sencilla, pero siempre traviesa, recreativa y deliciosa.

3.- “EL NIÑO QUE COMÍA LANA”, de Cristina Sánchez-Andrade.

Hay una fuerza descomunal en la manera de narrar de esta escritora. Esa fuerza viene dada porque la narrativa bucea entre lo lúgubre y tétrico o desagradable; y nos ofrece (a veces con mucho humor e ironía) una mezcla grotesca de realismo y fábula fantasiosa, como si nos contara una leyenda de esas tradicionales que hemos escuchado en boca de nuestros abuelos.


4.- “EL PRECIO DE LA AMISTAD”, de Kjell Askildsen.

Es uno de mis cuentistas preferidos de la actualidad. Cualquier libro suyo me fascina. Este, de no más de 90 páginas, vuelve a atrapar el vacío y la nada de vidas anónimas en perpetuo estado de frialdad mentirosa (pues dentro de todas ellas hay algo a punto de estallar o que ya estalló anteriormente: el dolor, el miedo, el aburrimiento, la frustración…). Lo mejor de Askildsen es la elipsis: en sus narraciones parece no suceder nada y, sin embargo, el misterio de la vida queda atrapado siempre. Es el escritor que más cuenta sin apenas contarnos nada.


5.- “LA CLARIDAD”, de Marcelo Luján.

Al leer estos cuentos entras en el misterio, en la extrañeza que hay siempre en las cotidianidades y que pocas veces percibimos porque nuestras conciencias las tapan, las obvian y no las escuchan. Esto es la supervivencia, claro. Pero ahí están, al acecho y empapándonos. Y esto es también, a primera vista, lo que el libro te regala: un retrato afilado de nuestras fragilidades, de esa intimidad nuestra que nos retrata, pero al mismo tiempo nos asusta y la rechazamos. Y atentos a sus narradores (reinventan la anticipación para secuestrar al lector e importunarlo).


6.- “LA PLAYA Y EL TIEMPO”, de Ernesto Calabuig.

Sólo por su primer relato (antológico, de lo mejor que yo he leído en mucho tiempo) ya merece la pena adentrarse en este libro. Es una magnífica suma de historias construida sobre metáforas muy sensoriales y en todas el tiempo se convierte en melancolía a la manera sublime del gran Chéjov.


7.- “LAS VOLADORAS”, de Mónica Ojeda.

¿Hay alguien ahora mismo en el panorama literario con un mundo tan subyugante, repleto, misterioso y diferente? Para mí es una escritora que supone la gran esperanza de la literatura del siglo XXI. Da igual que escriba novela, cuento o poesía. Mónica es una necesidad para la literatura. Es tan cañera, que uno no puedo sino caer rendido ante todo lo que su pluma decide parir. Y lo escribo esto desde la más humilde de mis opiniones.


8.- “MANUAL DE JARDINERÍA (PARA GENTE SIN JARDÍN)”, de Daniel Monedero.

Increíble que esta prosa preciosista y tan rica sea la de un debutante. Las historias de gentes anodinas se convierten en pura poesía y en vidas sugestivas y penetrantes bajo la pluma de Monedero, que nos regala una narrativa en la que lo lírico no es sólo belleza, sino (y sobre todo) elocuencia y hallazgos expresivos.


9.- “SI ME NECESITAS, LLÁMAME”, de Raymond Carver.

El escritor que convertía en héroe al hombre común y corriente. Su literatura es pura y mentirosa sencillez y en la que lo aparente toma figura de retrato penetrante de la sociedad americana (la clase media). Lo mejor de sus relatos es siempre esa manera tan suya de transfigurar en apasionante (patética y conmovedora, también) la vida cotidiana.


10.- “VOLAR A CASA”, de Daniel Monedero.

No sólo me han gustado las historias que se narran en los cinco maravillosos relatos. No sólo me han entusiasmado los personajes especiales que los habitan. Es que, además y, sobre todo, la forma, el estilo y el tono con los que están escritos me han dejado avasallado y me han conquistado por completo. Hay frases, reflexiones, instantes narrativos que bucean en nuestra forma de sentirnos activos y seres vitales y que Monedero las presenta con una gracia y una fuerza imaginativas que descolocan, que te encandilan y que te obligan a la reflexión.

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