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“LOS AHOGADOS”, de Benjamin Black

  • salva-robles
  • hace 21 horas
  • 3 Min. de lectura

“LOS AHOGADOS”, de Benjamin Black

AÑO: 2025

PÁGINAS: 336

GÉNERO: novela negra

 

He disfrutado mucho la saga protagonizada por el patólogo Quirke, de Benjamin Black. Muchísimo, además. Sólo uno de los títulos me dejó frío (“QUIRKE EN SAN SEBASTIÁN”). Luego comenzó otra saga y el libro que comento hoy es el segundo título. La saga se la conoce ya como “Quirke&Strafford”. Y me está gustando menos. El título anterior estuvo bien, pero sin alaracas. Y en esta segunda ocasión me ha decepcionado mucho la trama, algo que es fundamental en una novela negra. Sigue estando esa prosa exquisita del autor (que cuando no escribe novela negra firma sus libros, como todos sabemos, con su verdadero nombre: John Banville): es innegable que, hoy día, es uno de los autores que mejor maneja el lenguaje y las construcciones sintácticas con los que logra atmósferas sofisticadas, trasfondos sobre la existencia humana que son puro deleite para el lector. Un autor de prosa, sí, perturbadora, pero con una escritura que es una delicia sensual.

En “LOS AHOGADOS” hay varios hándicaps o estorbos que impiden que sea una novela mejor de lo que ha resultado ser al final. El argumento es trivial (hasta parece un tanto “culebronero”), demasiado esquelético y creo que desarrollado como con desgana, como si el escritor hubiera tenido prisa en entregar el manuscrito porque se le cumplía la fecha impuesta por la editorial. Yo desconozco si alguien de la categoría de Banville se debe a las apreturas de un editor, pero mucho me temo que sí parece que sucede algo de esto pues sus novelas negras se publican casi anualmente, lo que creo que va en detrimento de la construcción de una buena obra y esta parece más un producto comercial que debe cumplir unos requisitos. Sinceramente, creo que no es bueno para la literatura ni para los caminos que había tomado el autor, que parecía ser uno de los grandes renovadores del género negro, porque ya digo que en la saga Quirke hay una calidad innegable que ahora parece estar desapareciendo.

Tampoco los personajes secundarios están bien trazados y son demasiado ambiguos en el sentido de que no te los crees, cuando esto nunca lo había sentido leyendo las novelas negras de Benjamin Black. Y, por si fuera poco, Quirke está en pocas páginas y se le da una relevancia mayor a Strafford que, de momento, no tiene el carisma y está a años luz de la gran creación del patólogo. No quiere decir esto que Strafford no sea un buen personaje (lo es, sin duda alguna), pero comparado con Quirke sale perdiendo de todas todas.

Leo la novela con ganas, con apetito voraz porque adoro las novelas negras de Black. Sin embargo, cierro el libro con la sensación de haberme tomado una copa de buen coñac en un vasito de plástico. Hay cosas buenas dentro, sin duda. El estilo es pulcro e irreprochable. Algunas decisiones argumentales me gustan, el avance de los personajes que se repiten está logrado y suma para ir conociéndolos con más profundidad (Strafford o Phoebe, la hija de Quirke, por ejemplo). Sigue estando esa Irlanda rural de los años 50 bien descrita desde variados ángulos, sobre todo desde esa clase media acomodada. O el Dublín decadente y oscuro repleto de una lluvia que metaforiza muy bien el estado interior de los individuos.  También están los personajes extravagantes que sirven a Black para disparar con su humor inteligente y su ironía perversa. Y, por supuesto, la malevolencia humana despunta por esos recovecos de las emociones de unos seres de ficción que parecen seres de carne y hueso (unos mejor trazados que otros, por supuesto).

Lo único que echo en falta (y que creo que es lo más importante) es que se le deje tiempo a Benjamin Black para escribir al ritmo que él mismo se imponga y no al que le impongan los editores. Estoy seguro de que el talento innato de este autor sigue estando detrás de todo esto. O igual es que el talento no dura para siempre, podría ser ya que los artistas viven también sus etapas y cuando tocan la cúspide ya solo les queda descender con dignidad, a ser posible.  Yo seguiré leyéndolo. No solo porque he disfrutado mucho estas novelas negras anteriores, sino sobre todo porque quiero conocer (salga poco o mucho) cómo sigue viviendo Quirke en la ficción. Su vida fingida e inventada me interesa: para mí es un amigo al que no quiero abandonar.

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