MIS DOS PRIMERAS LECTURAS DE ANNE TYLER
- salva-robles
- hace 8 horas
- 3 Min. de lectura

“UNA SALA LLENA DE CORAZONES ROTOS”
AÑO: 2020
PÁGINAS: 198
GÉNERO: novela
“TRES DÍAS DE JUNIO”
AÑO: 2025
PÁGINAS: 185
GÉNERO: novela
La conocía por ser la autora de la novela “EL TURISTA ACCIDENTAL” llevada al cine con maestría por Lawrence Kasdan en 1988 (una de mis películas favoritas de los últimos 40 años). Nunca leí la novela, pero lo haré tras leerme dos novelas más recientes de la escritora norteamericana estos días, lo que ha supuesto para mí todo un descubrimiento. Siempre me la había encontrado en las librerías y a mí, lleno de prejuicios ante una escritora superventas, nunca se me había ocurrido leerla. Qué idiotas son a veces (casi siempre) los prejuicios.
¿Qué me he encontrado en estos dos libros que me he leído?
Un estilo muy definido y rotundamente firme en su sencillez y simpleza (lo de “simple” y “sencillo” es un decir, porque qué difícil es lograr tanta contundencia con tan pocos aderezos). Un estilo que prescinde de adornos, que va al grano y que no se emperifolla ni con florituras estilísticas o posmoderneces. Las tramas podrían pasar por superfluas o banales (estoy seguro de que los ínclitos así lo dirían) porque lo que verdaderamente importa en estas novelas son los personajes, los protagonistas y los que los rodean de forma secundaria. Así, la humanidad acaba siendo el motor de unas narraciones sin artificio, pero contundentemente afiladas en observaciones múltiples sobre el género humano y/o la familia. Para que conozcamos a fondo a estas criaturas, la Tyler nos ofrece una expresión directa (extraída con toda seguridad de una observación profunda) y una empatía descomunal hacia todos los hombres y mujeres. De ahí que no haya ni malos ni buenos, sino todo lo contrario: seres humanos de carne y hueso en plena supervivencia y retratados en sus cotidianidades que aparecen descritas como creaciones personales y, al mismo tiempo, universales. Es fácil reconocerse en ellos, en esas criaturas entrañables, ridículas en muchas ocasiones, triviales y radiografiadas casi siempre desde el humor y la ternura. Pocas veces (¿ninguna?) he percibido yo tanta empatía hacia unas criaturas literarias. Descubro en esta autora una caridad y un apego sin complejos hacia cualquier circunstancia humana que protagonizan, padecen o sienten sus personajes. Ella les tira dardos sin hacer daño porque son dardos revestidos de ironía y de socarronería inteligentísimas.
La vida corriente estalla entre las páginas. Los entes ficcionales se mueven por la vida en unos día a día perfectamente identificables de tan normales que son y, aunque les ocurren cosas y sienten emociones variadas, son todas ellas tanto cosas como emociones calcadas a las de cualquiera de nosotros. Por eso uno lee y se lo imagina todo en su mente con una facilidad pasmosa, ya que la Tyler es una maga en eso de convertir en excepcional lo trivial, lo nimio y, por tanto, lo que realmente nos importa: esa búsqueda inconsciente por estar bien y vivir en paz, pese a los inconvenientes y/o avatares de la vida. Así que los personajes se mueven en sus casas, en comidas familiares, en la preparación de una boda o en la boda misma, en la llegada de un ser ajeno a la puerta de tu domicilio, en un divorcio, en unos recuerdos, en trabajos tan normales como corrientes y, sin embargo, tan valiosos y tan sustanciales.
Y eso: que me he descubierto a mí mismo pasándomelo pipa conociendo a estas criaturas inventadas por Anne Tyler y leyendo a una autora (no se la lee, uno se bebe casi de un trago sus novelas) cuyo estilo directo y natural (y hasta humilde) me ha cautivado. Así que quiero más y vamos a por las siguientes. Y sí, leyéndola he sentido EXACTAMENTE lo mismo que sentí aquella primera vez (corroboradas luego en las siguientes ocasiones que la vi) que, en un cine, me proyectaron a mí solo aquella gozada absoluta que es la película “EL TURISTA ACCIDENTAL”.
Dicen por ahí que nunca le van a dar el Nobel porque es una escritora que comete el pecado de dejarse entender con facilidad. Pues vale.
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