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“LOS CHICOS DE HIDDEN VALLEY ROAD (EN LA MENTE DE UNA FAMILIA AMERICANA)”, de Robert Kolker



PÁGINAS: 520

AÑO: 2022

GÉNERO: ¿ensayo? ¿crónica?


Lo que me ha venido varias veces a la cabeza mientras leía era: ¿por qué o para qué existe este libro? No sé cuál es su intención, me salen algunas respuestas y ninguna me cuadra viendo el resultado final. O no me gustan esas respuestas que me salen. Y terminar de leer un libro y no entender su intención, me cabrea. Bueno, es que este libro me ha cabreado mucho, y en todos los sentidos, mientras lo leía.

Antes de ponerme a leer, investigué un poco. Bueno, cotilleé por internet. Lo primero que me salieron fueron alabanzas por doquier, tipo: “Una portentosa crónica con un pulso narrativo tan sólido como adictivo y que se lee como una novela”. Bien, pensé, mola.

Y un cuerno.

¿Portentoso? ¿Pulso narrativo? ¿Adictivo?

Ay, ay ay.

Cómo nos gustan los eslóganes, señores publicistas. Las frases rimbombantes y vacías o las falacias adornadas. O los críticos pelotas y frustrados que buscan redención en el peloteo, digo yo, porque, si no, no entiendo esas chanzas coladas como adulaciones, que más parecen requiebros mentirosos y vomitivos.

Que no.

Por lo pronto, ya me echaban para atrás sus 520 páginas. Desde hace unos años, algo que antes me daba igual en un libro, ahora me para. Uno quiere leer tantas cosas, que 520 páginas pueden suponer una pérdida de tiempo considerable que se podría dedicar a otras lecturas. Pero soy un alumno aplicado y el club Yokni se merece todos mis respetos (y chirigotas, claro) y, además, este es mi primer club de lectura en el que estoy como miembro y me dije: te lo vas a leer to contento, tú. Y así lo empecé. To contento (e ilusionado).

Al empezar ya noté que no. Me sentía incómodo. ¿Soy un voyeur? Lo soy. Pero lo soy en plan sano (creo). Esto me parecía una intromisión en vidas ajenas injusta. Y mi primera pregunta: ¿entrar en estas vidas y desnudarlas aporta algo? Con esta incomodidad por bandera, decidí buscar literatura entre sus páginas.

¿Literatura?

Lo siento, no la he encontrado. Al menos, literatura buena, con beneficio y regusto intelectual y/o evasivo. No. Nada de eso he encontrado. Sí me topé con un suplicio de reiteraciones, de compartimentos estancos, de datos mal narrados y peor hilvanados. También he visto una estructura simple, naif, ramplona y, por tanto, aburrida en su nimiedad. No es suficiente con el contenido para que un libro tenga fuste. ¿Y cuál es el fuste de este libro? Otra pregunta para la que no he encontrado respuesta.

Y así fui leyendo a trancas y barrancas. Varias veces estuve tentado (muy seriamente) de apartar el libro y abandonarlo para siempre de los forever. Pero leía las opiniones de los miembros del club, sus aportaciones y sentía envidia de que ya lo hubieran terminado como alumnos aplicados y yo no iba a ser menos. Orgulloso como pocos soy, sí. Y cabezón, un rato largo.

Y seguí. Pero seguí con truco. Confieso que he sido un poco Carlos Boyero por primera vez con un libro. Don Boyero, alias el ínclito vacío, ha publicado múltiples reseñas de películas que no ha terminado de ver. Y yo, más Boyero que nunca jamás en mi vida, reconozco que el libro no me lo he leído entero. Sí he llegado hasta el final, pero saltándome muchas páginas. Llegó un momento que era tal el suplicio de las reiteraciones y tal el aburrimiento que me producía, que tomé mi decisión boyerista sin miramientos. ¿Saben cómo me siento? En realidad, lo he hecho y ya está y no he analizado esta situación primigenia en mí. ¿Pa qué? El libro no se merece más pérdida de tiempo por mi parte, más allá de escribir todo esto (que nunca llamaré reseña) para escarnio, contubernio, risotadas y/o insultos de mis compañeros de club. Admito todo tipo de comentarios y bien estarán. Son ustedes libres, faltaría más.

Pues eso y ya remato: menudo muermo de libro insustancial. Flaco favor hace (o engaña como el 99% de las películas americanas) a una enfermedad tan seria como la esquizofrenia, que se merece todos los máximos respetos del mundo. Igual es que me he convertido, con los años, en un “viejo” cascarrabias ofendidito y esto le parece algo que sólo está en su cabeza. Pero yo un libro así lo hubiera y hubiese censurado por estar contado de esta forma. He dicho y amén.

Posdata (1): no he visto nada positivo en el libro. Nada.

Eso sí, esta familia me ha dado mucha pena. Pero mucha, mucha. Y estoy de acuerdo con muchos de los opinadores en que aquí la mamá y el papá, vaya tela telita tuvieron en todo esto que les pasó a los hijos. Y confirma una opinión que tengo desde bien chiquitín: a los papás y mamás habría que hacerles un test psicológico antes de poder serlo. Y un examen como cuando nos sacamos el carné de conducir.

Posdata (2): ¿Por qué se eligió este libro para el club? ¿Por qué, por qué, por qué?

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