top of page
  • salva-robles

"LOS DÍAS PERFECTOS", de Jacobo Bergareche



AÑO: 2021

PÁGINAS: 184

GÉNERO; novela


Hay una frase en esta novela para enmarcar: Llega un punto en la vida en el que solo con los desconocidos se puede hablar, sin temor a asustarles ni a decepcionarles, de nuestros deseos ocultos, de aquello en lo que hemos dejado de creer, de aquello que ya no queremos ser y de aquello en lo que empezamos a convertirnos”. En ella está la sinopsis abreviada en la que se ha convertido el narrador protagonista de esta novela inteligentísima y que llega con ganas de lacerar al lector. Ese narrador escribe dos cartas extensas a dos mujeres: una amante y su esposa. Novela epistolar, por tanto. Que, además, se retroalimenta de otras cartas (estas reales) que escribió el escritor William Faulkner a su amante.

Desde su comienzo, la novela se lanza con atrevimiento hacia un estilo y un género que podría parecerse al de las novelas románticas que se vendían en los quioscos (igual se siguen vendiendo así) o que están expuestas en los anaqueles de los libros más vendidos del Carrefour. Pero no, qué va. Para nada. Juega al principio con ese tono para vilipendiarlo y parodiarlo sin que lo parezca o sin que se note esa intención. Enseguida el lector se da cuenta de que aquí dentro hay algo más profundo, de que lo que se cuenta es purísima introspección psicológica y, aún más, un afilado y penetrante retrato de toda una generación, que es la nuestra, la de los que nacimos a partir de los 70, o un poco antes o un poco después. Aunque de lo que le sucede al narrador no creo que se libre nadie, sea de la generación que sea. Todos hemos vivido el amor y su fracaso. Todos nos hemos sentido más de una vez hastiados de nuestras vidas monótonas.

Hay una fuerza narrativa que va in crescendo a medida que se suceden las páginas. De hecho, la segunda carta a mí me ha noqueado a base de puñetazos de verdad y mucho humor y me ha obligado a mirarme en los espejos de los otros para verme a mí mismo un poco bastante. Mal que me pese, hay libros escritos para incomodar por culpa de esa veracidad a la que nos enfrenta y el reflejo resultante es desolador. Esto dice también el narrador: Se puede tener más de una vida, pero no se puede estar en más de una a la vez, y sólo se sabe que se tiene una vida cuando de repente te asomas a otra vida que pudo ser tuya”.

Esta novela logra varias cosas también, además de servirnos de espejo. Consigue hablar de las fiebres que causa el amor cuando nace, a la misma vez que nos cuenta las rutinas en las que los sentimientos se ahogan y que terminan en el fracaso de ese amor que empezó tan caliente por culpa del tedio de la cotidianidad. Es decir, Jacobo Bergareche se cuestiona todo el rato qué hace el tiempo con nosotros y si hay alguna posibilidad de solucionar algo antes del batacazo. No busquemos la respuesta entre estas páginas, pero la novela bucea entre las posibilidades que nuestra conciencia nos puede dictaminar. Y ese buceo está construido a través del hilo conductor de las cartas que Faulkner le escribió a su amante Meta Carpenter, que se convierten en un inteligentísimo leitmotiv que Bergareche utiliza con finísima ironía para zambullirse en la psique de un hombre en plena crisis de identidad.

Al final, uno cierra el libro y comprende a Faulkner y hasta se queda con lo que este piensa: "Entre la pena y la nada, elijo la pena. El protagonista (y el autor que lo ha inventado) de “LOS DÍAS PERFECTOS nos ha regalado un viaje a nuestro interior y aunque el recorrido entre la pena y la nada pueda ser, quizá, infranqueable, es mejor haber sentido y añorar después. Y a eso se le llama supervivencia.

54 visualizaciones1 comentario

Entradas Recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page