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“LOS FABELMAN” (EE.UU., 2022), de Steven Spielberg

Actualizado: 10 feb 2023


La magia de Spielberg, una vez más. Como cineasta, te pueden gustar más o menos las historias de sus películas, pero nunca le podemos negar que visualmente es un narrador glorioso, único, maravilloso. En todas sus películas, incluso en las más fallidas (alguna tiene por ahí), hay siempre una o varias escenas inolvidables, de esas que se te clavan en la retina y se convierten en inmortales.

Pocas veces él escribe el guion de sus películas. Aquí también es guionista, junto a Tony Kushner. Pocas veces nos encontramos buenos personajes femeninos en sus obras: aquí hay uno maravilloso (clarísimo homenaje a su madre, que está interpretada con poderío y toneladas de sensibilidad por una Michelle Williams estupenda). En “LOS FABELMAN”, Spielberg se pone metaficcional, como muchos otros directores en los últimos años y usa la autobiografía para regalarnos una película nostálgica, de consistente guion, para contarnos una historia muy personal y esta se convierte en la mejor película que ha realizado en bastante tiempo. ¿Que es ñoña, sensiblera, compasiva? Bueno, yo he visto delicadeza, ingenio y mucha gracia narrativa. Y, de paso, nos regala un homenaje al cine maravilloso. ¿No ha sido Spielberg el gran obsequiador de magia durante años? Pues aquí nos cuenta cómo la magia llegó a su vida cuando era un niño y cómo jugó y exploró esa magia de adolescente para convertirse en el rey Midas que es hoy. En este sentido, es una película loable, íntegra y muy completa: un pulido homenaje al cine (y, de paso, a la familia, algo que siempre ha estado muy presente en su cine, para bien o para mal), con un clasicismo desbordante e hipnótico. Uno mira la pantalla todo el rato con una sonrisa de satisfacción, con ese regusto que sólo los clásicos nos provocan.

La melancolía impregna la pantalla desde el minuto uno: fotografía, banda sonora (del siempre impagable John Williams) y decorados detonan frente a nuestros ojos creando recuerdos de un cineasta que pone la cámara en su corazón para contarnos un drama en el que no se delimita la congoja, la desolación o la tristeza ante los descubrimientos familiares. Y todo rodeado por un tono de fábula cinematográfica que no escatima nada en lo que Hollywood ha sido siempre un maestro: crear emociones a espuertas, en la mayoría de los casos, falsa; pero aquí hay sinceridad, mucho intimismo y dosis exactas de calidez a la hora de evocar y cautivar con efemérides tan personales.

Lo dicho: Spielberg vuelve a deleitar gracias a una película absolutamente personal (la más personal de las suyas). Gracias, maestro. Haga usted pronto la siguiente.


CALIFICACIÓN: 8'75

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