Páginas: 303
Publicación: febrero de 2017
Género: novela
Un hombre que se ha quedado en paro decide escribir un diario. El diario es, a la vez, un comentario sobre una novela que escribió muchos años atrás un vecino del autor del diario. Esa novela es una sucesión de relatos que el autor del diario irá desmembrando con la intención de, en un futuro, reescribir y modernizar. Cada relato de esa novela va encabezado por una cita de un autor (que será, al mismo tiempo, homenajeado en cada relato de esa novela que el autor del diario quiere volver a escribir). Y nosotros, como lectores, estamos leyendo una novela que es el diario de alguien que quiere escribir y reescribir otra novela.
Impresionante.
Vila-Matas vuelve a construir una novela brillante. Cuánta imaginación y cuánta inteligencia hay dentro de “MAC Y SU CONTRATIEMPO”. Con mi lápiz en la mano he ido subrayando la cantidad inmensa de autores referenciados o parafreseados que aparecen (además, de pintores, directores de cine, actores, músicos, filósofos…): Beckett, Zambra, Mallarmé, Djuna Barnes, Carver, T. S. Eliot, Aramburu, Borges, Hemingway, Philip Roth, Pessoa, Bolaño, Foster Wallace, Orson Welles, Kierkegaard, Lou Reed, Dylan y un larguísimo etcétera).
El humor es desternillante. Los juegos metafictivos son constantes -de hecho, son el esqueleto de la novela-. Y toda la obra es una profunda reflexión sobre la creación literaria con afirmaciones precisas y preciosas. Pongo una: “(…) en literatura uno no empieza por tener algo de lo que escribir y entonces escribe sobre ello, sino que el proceso de escribir propiamente dicho es el que permite al autor descubrir lo que quiere decir”.
El protagonista (el Mac del título -¡vaya personajazo!) es un héroe vilamatiano total: excéntrico, verborreico, lleno de un patetismo ternurista y al mismo tiempo descorazonador, inteligente y cotidiano, con un mundo interno tan hilarante como paródico. Puro esperpento.
Y la novela es una mixtura de géneros (tan vilamatiano esto también): ensayo, diario, investigación, novela de aprendizaje… Y esa cosa tan genial de ser una narración que se retuerce sobre sí misma constantemente.
Posdata: en muchos momentos, la novela de Vila-Matas me ha recordado al mejor Juan José Millás.
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