1.- “NOVEMBRE” (Francia, 2022), de Cédric Jimenez
Thriller policiaco con pulso tradicional, pero muy bien rodado y efectivo en sus resultados. Hay dentro de esta película un ritmo afanoso, muy potente. Y nos regala un alegato (nada maniqueo, pero sí muy francés). Lo mejor de ella son sus buenas intenciones y que llega a ser tan entretenida como febril.
CALIFICACIÓN: 7,5
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2.- “CRÓNICA DE UN AMOR EFÍMERO” (Francia, 2022), de Emmanuel Mouret
Película muy rohmeriana, o sea, de diálogo constante entre dos personajes a los que los ves moverse todo el rato, de un lado para otro, mientras parlotean de la vida con una banalidad no exenta de profundidad sobre el tema de la infidelidad (y, de fondo, temas derivados: relaciones sentimentales, amor, soledad). Construida como comedia ligera (pero sólo en su apariencia externa), el guion y los dos estupendos intérpretes nos brindan unas peroratas deliciosas sobre el azar y los sentimientos que recuerdan, también, el cine de Woody Allen. Se pasa un rato genial, con una sonrisa colocada en todo momento mientras te percatas que detrás de sus tonos cómicos (y hasta burlescos) hay una seriedad descomunal a la hora de hablar sobre cómo nos comportamos en eso de nuestras necesidades amatorias.
CALIFICACIÓN: 8
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3.- “EL REFLEJO DE SIBYL” (Francia, 2019), de Justine Triet
Es una pena que la cantidad de subterráneos que se atreve a atravesar el guion de esta película no terminen de maridar bien y la película ande todo el rato con interesantes asuntos, pero errática, como sin rumbo. Hay un juego de espejos sugestivo (que nos han contado alguna que otra vez, por cierto), hay buenas actrices interpretando roles complejos y hay un tono de comedia que cuando quiere vestirse de drama no acaba de llegar a buen puerto. Así que esta interesante película es siempre un quiero y no puedo.
CALIFICACIÓN: 6,25
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4.- “TAN CERCA, TAN LEJOS” (Francia, 2019), de Cédric Klapisch
Esta estupenda película es de esas que tienen dentro encanto mayúsculo de principio a fin. Disfrazada de comedia romántica, en realidad lo que nos narra con puntillismo (y altas dosis de empatía y emociones sinceras) es una radiografía generacional en la que la soledad en las grandes urbes (aquí un París nata turístico y sí muy cotidiano) ha terminado por ahogar a los seres humanos, que intentan sobrevivir en apartamentos aislados y en trabajos mecánicos, pero que los alienan hasta el punto de vivir casi sin percatarse de lo esclavizados y solos que están.
Hay brillantez en la escritura de un guion que juega constantemente con la comedia y el drama para retratar, en realidad (y esto es muy Kieslowski) a personajes que buscan, que se cruzan y que sólo el azar hará o no posible el encuentro. Y, por otro lado, este magnífico guion nos habla (a gritos susurrados, si se me permite la contradicción) de vidas normales sin grandes ambiciones (vidas nada heroicas, es decir, vidas como las nuestras), pero sin dejar de darse cuenta de que en lo cotidiano también están las profundidades filosóficas que nos preocupan a los seres humanos.
Y, por si fuera poco, esto está interpretado por un grupo de actores que están (todos) maravillosos.
CALIFICACIÓN: 9
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5.- “EL HOMBRE PERFECTO” (Francia, 2015), de Yann Gozlan
De las películas más tontas que he visto yo en mucho tiempo. Y eso que pretende (he dicho -y lo repito- “pretende”) jugar a ser un Hitchcock francés. Pero qué va: esto es una catarata de escenas que hemos visto hasta la saciedad en otras historias y que narran tantos clichés como incongruencias. Es verdad que la película no esconde nada sobre lo que quiere imitar e intenta ser un relato gélido sobre hasta dónde pueden llevarnos nuestras mentiras. Pero, ay, nos lo cuela todo con tantos disparates e incoherencias, que uno acaba riéndose de cosas, al parecer, muy serias.
CALIFICACIÓN: 4
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6.- “UN PASO ADELANTE” (Francia, 2022), de Cédric Klapisch
Cuidado con esta película bonita porque sus bondades pueden llevarnos al engaño: no es tan ñoña como aparenta y es mucho más divertida y entretenida de lo que su buenrollismo nos puede hacer ver. Aquí dentro hay ballet clásico y danza contemporánea (por cierto, lo mejor de la película son sus escenas de baile), pero también hay comedia y drama vital, cierto frenesí juvenil (qué tiempos aquéllos en los que teníamos aspiraciones y sueños y luchábamos por ellos) y búsqueda de expresiones sanadoras en nuestras vidas para reparar los daños internos y las lesiones externas que la realidad nos ocasiona. De esas películas de las que uno no espera nada y resulta que te regalan dos horas de entretenimiento maravilloso.
CALIFICACIÓN: 7
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7.- “MI CRIMEN” (Francia, 2023), de François Ozon
Bueno, el inagotable y prolífico Ozon nos da siempre una de cal y otra de arena. Ésta pertenece al segundo grupo, aunque dentro haya un diseño de producción espectacular y un tono cómico (muy de vodevil francés o comedia disparatada) que la levantan en algunos momentos. Los actores tampoco están mal y se pasan de rosca, que es lo que hay que hacer en una comedia atolondrada como ésta.
Es verdad que, pese a la tontería de película, uno se topa dentro de ella con cierto cinismo desobediente y pecador, pero, llevemos cuidado porque hasta podría confundirse con ideología reaccionaria.
En fin, una película acartonada, muy en tono screwball comedy, pero tan irritante como, finalmente, poco graciosa.
CALIFICACIÓN: 5
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8.- “DIALOGANDO CON LA VIDA” (Francia, 2022), de Christophe Honoré
Lo mejor de ella son sus intentos de jugar con las formas narrativas y los tonos, pero adolece de cierta afectación o grandilocuencia que la acaba matando. Se deja ver por la excelente fotografía y por el grupo de actores (encabezado por una Juliette Binoche que merece ser contemplada hasta el infinito y más allá, aunque aquí tenga un rol secundario).
CALIFICACIÓN: 5,5
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9.- “SAINT OMER. EL PUEBLO CONTRA LAURENCE COLY” (Francia, 2022), de Alice Diop
Hay argumento y personaje central bastante interesantes, pero la película no termina de arrancar nunca por culpa de un trabajo de dirección que ha optado por una frialdad morrocotuda en la puesta en escena. Y esa frialdad no descifra el verdadero horror que hay dentro de la protagonista. Cuando juega a ser precisa, deja exhausto al espectador. Y su ritmo contemplativo no ayuda, como tampoco ayudan las escenas del exterior del juicio: parecen dos películas distintas cuyas partes no casan bien.
CALIFICACIÓN: 5
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