Año: 2021
Páginas: 127
Género: relato
Si según la Wikipedia “la mecánica celeste es la rama de la astronomía y la mecánica que estudia los movimientos de los cuerpos celestes en virtud de los efectos gravitatorios que ejercen sobre ellos otros cuerpos masivos”, en los relatos de Emma Prieto titulados “Mecánica terrestre” hay siempre un hecho, una circunstancia, un detalle que causan sus efectos gravitacionales en los personajes que los padecen, sufren o toleran. De esta manera, una hormiga que decide vivir en un ojo, partes de un cuerpo que se congelan, padecer insomnio, una citación para formar parte de un jurado popular, unos muebles con carcoma, una muela muerta, adoptar unos cerdos, un escalón maldito, una hospitalización, etc., pasarán a convertirse en los antagonistas de los personajes de una serie de relatos en los que se habla de cómo la vida cotidiana se abastece de hiperrealidad para desnudarnos como seres en perpetuo estado de fragilidad.
Vivir siempre es complicado, parecen gritarnos cada uno de los relatos de este hermosísimo libro. Habitar en lo cotidiano es un peligro, aunque no lo parezca. Y esa vida habitual, diaria, la vida que nos empapa y nos sostiene resulta que tiene sus riesgos allá donde más acostumbrados estamos. La realidad es quebradiza, lo que parece que controlamos puede resquebrajarse por culpa de un simple movimiento natural. Y en mitad de lo acostumbrado, de pronto, lo fantástico nos explota y nos estallan las ficciones. Y es en estas ficciones donde la vida nos protege (aunque parezca extravagante y hasta paradójico) de la verdad de eso que somos y no nos atrevemos a reconocer: seres rompibles, seres inconscientes, seres quebradizos. Todos los protagonistas (mujeres del siglo XXI) adolecen de la enfermedad de la ceguera: deambulan por la vida ajenos a su otredad hasta que esta les estalla y todo se pone patas arriba.
La prosa que Emma Prieto hilvana en estos relatos es de una claridad subterránea: lo diáfano esconde siempre algo recóndito y el lector va percatándose de que detrás de esa sencillez estilística, hay una voz narrativa que lo maneja, lo divierte (qué narradores más vívidos y cómicos tienen estos cuentos, por cierto) y lo manipula para que se remueva y piense y se mire por dentro. Hay en esta prosa un roce continuo con la magia y con el cataclismo que nombra una realidad siempre cuestionada. No es que sean relatos de ciencia ficción lo que nos cuentan las historias de Emma Prieto: es que la vida es también fingimiento, imaginación y disimulo. Y la sintaxis perfecta de esta escritora los aprisiona de manera extraordinaria, al igual que capta la misma vida que nos rodea y hasta nos sorprende de continuo.
Me ha gustado mucho leer este libro. He pasado cada página con entusiasmo, embriagado por una atmósfera de belleza en el arte de la ficción. Cada cuento nos describe un contorno y unos espacios cotidianos, pero cada uno de ellos queda trascendido a través de esas fisuras que la realidad abre cada vez que la da la gana. A mí me encanta que un libro me sirva de espejo retrovisor. Y este “Mecánica terrestre” es uno de ellos.
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