"MUJERES QUE LEÍAN", de Rosa Huertas
- salva-robles
- 28 feb 2021
- 2 Min. de lectura

AÑO: 2019
PÁGINAS: 160
GÉNERO: novela
Rosa Huertas nos cuenta la historia de su madre y de paso también la de las mujeres que la precedieron en su familia. Uno lee este hermosísimo libro y piensa: esta es también la historia de mi madre, de mis tías, de mis abuelas, la de todas aquellas mujeres del pasado que fueron educadas para ser las perfectas esposas y amas de casa y a las que se les negó otras posibles vidas.
A la manera unamuniana, intrahistórica, recopilando pequeñas historias que construyen la Historia, Rosa Huertas da visibilidad a la vida que sirve de decorado, pero que nunca aparece en los libros y consigue dotar de voz a todas aquellas mujeres fuera de la España oficial de los periódicos. Leer este libro es hacer un viaje (todos los libros lo son, es verdad. Pero aquí es un viaje palpable, que te moja y te remueve). Un viaje al pasado, a nuestra infancia, a nuestros recuerdos, a otra vida que fue. Dice la autora en la página 64: “Una vez leí que todos somos producto del gozo y el sufrimiento de nuestros padres. Sus emociones permanecen grabadas en nosotros del mismo modo que la huella de sus genes”, y esto es precisamente lo que empapa las páginas de su libro: una recopilación de lo que el olvido borra y la imaginación escribe (también cito aquí a Rosa Huertas). Y el lector, inevitablemente y a la misma vez que lee, hace recuento y rememora su propio pasado para darse cuenta de la fragilidad de los recuerdos, pero también de la potencia de las historias desconocidas que nos sostienen. Todos somos lo que el pasado sabe que somos.
Las mujeres calladas hablan en esta novela. Y descubrimos que tienen voces con cosas que contar sin reproches. La vida las llevó por un camino y todas pudieron haber tenido otros. Entonces se callaron y ahora alguien las insta a hablar. Ninguna se lamenta, sólo reconocen que “eran otros tiempos”. De esta manera, la narradora (que no es otra que la propia escritora y que quiere rescatar la memoria de su madre), hace al mismo tiempo un preciso y gratificante ejercicio de introspección que la lleva a la búsqueda y aceptación de su propia identidad. La literatura como compromiso y también como catarsis.
Hay en esta novela ternura, mucha ternura. Transcrita con tacto y una prosa depurada y sencilla, de resonancias emocionales. De esa prosa que llena el alma del lector y la seduce y empapa. Hay también una necesidad de llenar el vacío de los recuerdos que no conocemos y que nos recubren y afirman sin que lo pongamos en conciencia casi siempre. Hay, en definitiva, un homenaje a una mujer concreta que es espejo y eco de otras muchas y es aquí, en este apasionado adagio elegíaco sobre un tiempo pretérito, donde Rosa Huertas nos regala un ejercicio de reivindicación sin ínfulas ni demagogias, pero de altos vuelos.
Salva, lo voy a leer. Es la idea que tenía, sí, y creo que me puede ser muy útil leerlo. Gracias por esta hermosísima reseña!!!